Carlos Marzal edita los poemas taurinos de grandes autores contemporáneos

Sevilla, 13 abr.- El poeta Carlos Marzal, en colaboración con la Fundación José Manuel Lara, acaba de editar una antología de poemas taurinos de varios de los mejores autores contemporáneos que, bajo el título "La geometría y el ensueño", se ha presentado en Sevilla.

Marzal, que fue Premio Nacional de Poesía y de la Crítica y se declara ferviente aficionado a los toros, reúne en la obra una significativa muestra de versos taurinos con firmas como las de José Hierro, Claudio Rodríguez, Ángel González, Pablo García Baena, Benítez Reyes, Julio Mariscal, Luis Alberto de Cuenca o Vicente Núñez, entre otros.

"Es evidente -explica el editor- que la taurina es poesía de género, porque la tauromaquia es rica en simbolismo y tradición, pero el toreo también da lugar a tratar todos los temas eternos de la poesía: la muerte, la gloria, la fugacidad del tiempo... Y por eso mismo forma parte de la mejor historia poética de la lengua castellana".

"En ese sentido, esta antología viene a demostrar que la llama de la tradición poética del toreo sigue viva. Es así como no he querido reunir a los consabidos clásicos -Lorca, Alberti, Gerardo Diego...-, sino que me he centrado en los poetas surgidos desde la segunda generación de posguerra y los novísimos hasta los de nuestros días, que siguen inspirándose en los toros", añade Marzal.

El poeta valenciano considera que el gran lector de poesía se va a encontrar grandes sorpresas en la obra, como la gran calidad de los poemas de Pepe Alameda, cronista taurino español exiliado en México, "que está en la senda de los mejores de la generación del 27".

E insiste en que la antología contiene "muchas curiosidades, como un poema de Francisco Umbral sobre Manolete que es todo un retrato del franquismo, o uno estupendo de Fernando Quiñones escrito para un homenaje al torero Rafael Ortega que no conocían ni su familia ni su fundación".

Asegura Marzal que esta obra "no es el típico centón de poesía taurina, porque ese es precisamente uno de los grandes defectos de las antologías, tener más cantidad que calidad. Es básicamente una selección de muy buenos poemas y no de poetas, que es el mejor favor que se le puede hacer a la poesía taurina, ser muy estricto en la selección literaria".

"Para recogerlos y ordenarlos -concluye- me he desprendido del criterio cronológico y del alfabético. Diría que el orden de puesta en página tiene un sentido casi musical, para que los poemas dialoguen entre sí y hasta se contradigan, alternando poetas y épocas".