Carlos Saura, cargado de proyectos, dice no tener tiempo para el pasado

  • El realizador aragonés Carlos Saura se ha mostrado hoy ilusionado con los tres proyectos que tiene previsto abordar a corto y medio plazo, que le obligarán a viajar pronto a la India y al oeste de Argentina, por lo que asegura no tener tiempo para recordar su pasado cinematográfico.

Huesca, 21 jun.- El realizador aragonés Carlos Saura se ha mostrado hoy ilusionado con los tres proyectos que tiene previsto abordar a corto y medio plazo, que le obligarán a viajar pronto a la India y al oeste de Argentina, por lo que asegura no tener tiempo para recordar su pasado cinematográfico.

Saura ha hecho esta afirmación en una rueda de prensa celebrada en el marco del 42 Festival Internacional de Cine de Huesca, cuyos organizadores le han concedido el Premio Luis Buñuel en atención a su consagrada trayectoria en el cine.

A sus 82 años, y en un tono de broma, ha asegurado preferir haber optado a un premio que hubiera reconocido una trayectoria "emergente", porque, según ha afirmado, su intención no es jubilarse sino continuar acometiendo proyectos.

Así, ha subrayado que, tras más de cuarenta películas a sus espaldas, "creo que he cumplido bastante bien con el cine", aunque ha precisado a renglón seguido que "espero seguir trabajando en él".

El proyecto más inmediato al que se ha referido es un documental que le llevará al oeste de Argentina para rodar algunos de los ritmos musicales tradicionales de la zona como la chacarera y dejar plasmado en el celuloide el "talento natural" de algunos de sus intérpretes.

"Si todo va bien, iría a Argentina el mes que viene", ha explicado, sin dejar de pensar que muchos proyectos se demoran repentinamente por todo tipo de inconvenientes.

Pero inmediatamente quiere abordar otro proyecto que le llevará a la región india de Rajasthan, de donde, afirma, "se cuenta que proceden los gitanos".

Según ha explicado, los gitanos hicieron suya la música de los sitios por los que se extendieron, tanto los que pasaron al centro de Europa por los Balcanes como los que entraron a España desde el sur del Mediterráneo y renovaron el primer flamenco que se hacía entonces.

La película de Saura es un musical que toma la figura del mítico bailaor Vicente Escudero (Valladolid, 1888- Barcelona, 1980) y de la relación que le unió al intérprete de "sitar" Ravi Shankar y a su hermano, el bailarín Uday.

Para el rodaje de esta producción, que busca las raíces del flamenco en la India, el realizador quiere contar con el director de fotografía Vitorio Storaro, con quien mantiene una fructífera relación profesional desde años atrás.

El tercer proyecto al que se ha referido Saura es una ambiciosa producción por la que el cineasta siente un profundo afecto, pero que se ha visto afectada por avatares diversos que le han hecho acumular más de dos años de retraso.

Se trata de la película "33 días", que narra, con un guión que Saura ha calificado de "precioso", todo el proceso en el que se vio inmerso Picasso para llevar a cabo la creación de su mítico "Guernica".

Todos estos proyectos hacen que el realizador aragonés se sienta ilusionado y sin ganas de pensar en la jubilación.

"Yo -ha enfatizado- lo dejo eso para más tarde, porque no tengo ganas de jubilarme. Lo quiero es morirme, pero rodando una película".

Ha asegurado sentir una especial emoción al visitar su ciudad natal de Huesca, en cuya calle Padre Huesca nº 2 nació unos pocos años antes de la Guerra Civil y donde pudo escuchar, siendo niño, los primeros bombardeos de la contienda.

Él mismo ha asegurado considerarse un "niño de la guerra", ya que el trabajo de su padre, secretario del Ministerio de Finanzas del gobierno republicano de entonces, le llevó a escuchar bombardeos en Valencia, Madrid y Barcelona.

"Por eso -ha añadido-, una de mis obsesiones en mis películas ha sido la Guerra Civil, que por mucho que se quiera es difícil de olvidar".

El realizador asegura que en muchas ocasiones le hacen hablar del pasado y de las primeras películas que rodó, aunque afirma que eso le exige "mucho esfuerzo" y que, en cualquier caso, "el pasado está muy bien como pasado, pero hay que vivir el presente".

Aún así, recuerda que su primera película, "Los golfos" (1959), fue una obra que no hubiera tenido continuidad sin la repercusión que tuvo en los festivales internacionales de entonces, algo que, según ha afirmado, le permitió continuar en el mundo del cine.

Ha añadido que, tras el rodaje de "Llanto por un bandido", que los italianos "pretendieron convertir en un 'spaguetti western'", optó por tener un control absoluto de sus películas, algo que comenzó a practicar en "La caza".

Medio siglo después, Saura reconoce haber tenido la "suerte" de haber trabajado "en todo aquello que me ha apetecido", tanto en cine como en fotografía o dibujo.

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