Cataluña dice adiós a los toros con una última corrida en Barcelona

  • Cataluña dijo hoy adiós a los toros en medio de la emoción de 20.000 aficionados que llenaron la plaza Monumental de Barcelona para asistir a la última corrida en esta región española donde la llamada "Fiesta Nacional" ha sido prohibida por el Parlamento.

Rosa Díaz

Barcelona (España), 25 sep.- Cataluña dijo hoy adiós a los toros en medio de la emoción de 20.000 aficionados que llenaron la plaza Monumental de Barcelona para asistir a la última corrida en esta región española donde la llamada "Fiesta Nacional" ha sido prohibida por el Parlamento.

La emoción se desbordó esta noche en la plaza cuando los tres toreros -José Tomás, Serafín Marín y Juan Mora- salieron a hombros por la "puerta grande" y se produjeron unos leves altercados entre manifestantes antitaurinos y defensores de los toros.

Los tres diestros salieron triunfales del histórico coso barcelonés rodeados de aficionados que gritaban "torero, torero" y "libertad, libertad", al concluir una lidia que no se repetirá en Barcelona.

El Parlamento de Cataluña prohibió las corridas de toros en una histórica votación en julio de 2010, y la de hoy era la última antes de la entrada en vigor del veto, el próximo 1 de enero.

La Monumental de Barcelona, levantada en 1914, era la única plaza de toros en funcionamiento en Cataluña, una región donde la afición a los toros es menor que en otros lugares de España como Madrid, Andalucía o Valencia.

Según una encuesta difundida hoy por el canal de televisión La Sexta, el 37,8 por ciento de los españoles se declaran taurinos, frente a un 50,8 por ciento de antitaurinos. Esta aversión a los toros es mayor en Cataluña, según el sondeo, donde sólo el 17,1 por ciento de los encuestados apoya la fiesta de los toros, frente a un 72,9 por ciento de detractores.

José Tomás, el torero más importante de los últimos años, fue el elegido para cerrar la historia taurina de Cataluña. Cortó dos orejas al primero de sus dos toros en medio de la euforia de los aficionados.

Los espectadores también pidieron las dos orejas para Serafín Marín, torero catalán que se encargó de matar al último toro en la historia de La Monumental.

Al salir de la plaza a hombros de los aficionados, José Tomas se metió rápidamente en una furgoneta. Los otros dos diestros cruzaron a hombros las calles colindantes con la plaza, lo que propició que los aficionados se encontraran cara a cara con una decena de manifestantes antitaurinos que celebraban el final de los toros en Cataluña.

Un pequeño grupo de aficionados muy exaltados golpeó e insultó a los antitaurinos, quienes en un primer momento intentaron devolver los golpes, pero que finalmente optaron por marcharse al tiempo que la Policía intervenía para poner fin a la pelea.

Al margen del breve altercado, la última corrida de toros de Cataluña estuvo marcada por el ambiente festivo, con aplausos y ovaciones a los toreros, y algunos gritos reivindicativos.

Si bien se escucharon más los gritos de "torero, torero" que los de "libertad, libertad", la reivindicación estuvo presente en esta última tarde de toros, y de los balcones de la plaza colgaban carteles con lemas como "Libertad de expresión, libertad de creación" y "La tauromaquia es disciplina artística".

Unas veinte mil personas acudieron a la plaza de toros para el adiós de La Monumental, si bien no hubo representación oficial del Ayuntamiento de Barcelona en esta última corrida.

El propio alcalde, el nacionalista Xavier Trias, dijo ayer que nadie iría en representación del consistorio a la última lidia.

Durante toda la tarde, los aficionados se fotografiaron delante de la plaza, mientras un pequeño grupo de defensores de los animales enarbolaba pancartas de "Adiós" a los toros y esquelas que celebraban la muerte de la corrida.

La lidia de hoy estuvo repleta de simbolismos, entre ellos la misma presencia de José Tomas, un diestro que ha forjado su leyenda en este coso, que él considera su plaza talismán, y que ha apoyado reiteradamente a la afición taurina catalana.

Y en la plaza los toreros se envolvieron con la bandera catalana en su vuelta al ruedo. La "senyera" también colgó de los palcos de la plaza con la intención de los aficionados de demostrar que la fiesta taurina también es una tradición catalana.

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