Al acto acudieron el galerista Jordi Mayoral y la directora de la Fundació Joan Miró de Barcelona, Rosa Maria Malet, que llegó a conocer al artista barcelonés (1893-1983).
Mayoral --cuya galería está especializada en parte en el pintor-- agradeció a Malet que la fundación que dirige esté comprometida en la autentificación de obras del artista.
Rosa Maria Malet explicó que el pintor había llegado a decir de joven que estaba cansado de la ciudad donde nació, porque entonces miraba hacia París y las vanguardias que se estaban desarrollando entonces.
"Tuvo de joven un pronto comprensible" pero, según ella, demostró querer a Barcelona con obras regaladas, como el mural del Aeropuerto de Barcelona.
MEDITABA ANTE UN URGELL
En cuanto a su relación con el hotel Majestic, Malet recordó que acudía al establecimiento como punto de encuentro con amigos de la ciudad y para observar el gran cuadro de su maestro Modest Urgell.
Él mismo le había dicho: "A la hora de la siesta, me quedo ante el cuadro de Urgell y medito", en referencia a la pintura 'Paisaje', que estaba en el vestíbulo y ahora está en el primer piso de la escalera principal.
El Majestic ya había celebrado cenas en honor al poeta Antonio Machado --que se alojó brevemente justo antes de exiliarse a Francia-- y después al también escritor Federico García Lorca, que estuvo meses en el establecimiento --como esa última cena, el escritor y periodista Víctor Fernández ha participado en la organización--.
Como en esas dos ocasiones, el cocinero Nandu Jubany y Quim Vila (Vila Viniteca) han colaborado en un menú que evoca a Miró por su relación con Barcelona, Mallorca y Francia.
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