Culminada la "Correspondencia" de Valera, "monumento literario" en ocho tomos

  • Sevilla.- La publicación de la "Correspondencia" del escritor cordobés Juan Valera, un total de 3.803 cartas editadas en ocho tomos, ha concluido a cargo de la editorial Castalia y bajo dirección del catedrático de Literatura Leonardo Romero, quien ha dicho a Efe que esta colección es "un monumento literario".

Culminada la "Correspondencia" de Valera, "monumento literario" en ocho tomos
Culminada la "Correspondencia" de Valera, "monumento literario" en ocho tomos

Sevilla.- La publicación de la "Correspondencia" del escritor cordobés Juan Valera, un total de 3.803 cartas editadas en ocho tomos, ha concluido a cargo de la editorial Castalia y bajo dirección del catedrático de Literatura Leonardo Romero, quien ha dicho a Efe que esta colección es "un monumento literario".

Leonardo Romero ha explicado que la "Correspondencia" de Valera, de la que el propio autor cordobés escribió en alguna ocasión que era su principal obra literaria, "no se puede editar completa porque siempre aparecen nuevas colecciones de cartas suyas", ya que, asegura, en el momento de cerrar el tercer tomo aparecieron dos nuevos propietarios de sendas colecciones.

Romero también tiene noticia de una serie breve de cartas de Valera a Clarín, que pronto serán publicadas por un profesor universitario, y además existen otros fondos que "por fetichismo de sus propietarios" no se pueden publicar porque ni si quiera las prestan.

La publicación de la "Correspondencia" pues, "se da por terminada", en palabras de Romero, con el octavo tomo que reúne las denominadas "Cartas sueltas" y los índices de los ocho volúmenes en tamaño folio, alguno de ellos de más de setecientas páginas, lo que pone fin a un trabajo de compilación y edición iniciado en 1992.

Romero recordó que Manuel Azaña fue el primer estudioso de Valera, al que dedicó "trabajos espléndidos" desde "el profundo respeto y la simpatía implícita de reconocerse hermanos en el liberalismo", Alonso zamora Vicente también destacó el valor de las cartas por encima del resto de su obra y hasta la propia madre de Valera le animó desde primera hora a no dejar de escribir cartas.

La Reina Isabel II detuvo un Consejo de Ministros para leer en el periódico una de las cartas que, desde Rusia, en misión diplomática como secretario del Duque de Osuna, enviaba a su jefe de Exteriores y que éste, sin el permiso de Valera, entregaba a la prensa para que los españoles disfrutaran son sus descripciones, anécdotas, aventuras y ocurrencias.

La serie de cartas desde Rusia le valieron a Valera el ingreso en la Academia, según Romero, quien aseguró que las novelas y la crítica de Valera poseen gracia, estilo y cultura literaria, sus cartas se distinguen "por una gracia enorme, son divertidísimas e interesantísimas; además de una crónica de la España de la época; con humor, con retrato de personajes y hasta con chistes fáciles".

Romero calificó la edición de estos ocho tomos de cartas de "acción patriótica", ya que, se lamentó, "causa bochorno que en las literaturas modernas haya una tradición de publicación y lectura de epistolarios, casi un culto por ellos, y en España no se valoren".

También dejó espacio para la crítica, como revelan algunas de las cartas del tercer volumen, en las que se refiere a sus paisanos, las gentes de Cabra como "soeces, ignorantes y malas", y añade: "Y en Cabra se nota esto mil veces más que en Doña Mencía, porque en Doña Mencía son a la pata la llana, no presumen de finos ni se dan importancia como en Cabra".

En otra carta le escribe a Menéndez Pelayo sobre España: "Aquí nadie gana dinero sino con la usura, el robo, la estafa, la corrupción, el contrabando, la trata de negros y otras abominaciones. Casi todo el capital tiene por origen un montón de basura, cuando no un arroyo de lágrimas y de sangre".

Los escritores de su época tampoco se libraron de su crítica, ya que Campoamor le parece "un bárbaro extravagante" y de Pérez Galdós dice que es "un Catón censorino" que "echa terribles sermones a sus personajes".

Por Alfredo Valenzuela

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