De Prada: España debería recuperar el espíritu del patriotismo

Carmen Naranjo

Madrid, 4 oct.- El escritor Juan Manuel de Prada considera que España debería recuperar el espíritu del patriotismo, "ese en el que no se cree porque nos han hecho pensar que era un sentimiento facha" y que está presente a lo largo de su nueva novela en la que recupera un episodio histórico olvidado, la pérdida de Filipinas.

Bajo el título "Morir bajo tu cielo", editada por Espasa, Juan Manuel de Prada (Baracaldo, Vizcaya, 1970) rescata uno de los episodios más heroicos y desconocidos de la historia de España, el desastre del 98 y el asedio de Baler, población de Filipinas en la que los soldados españoles resistieron sitiados durante 337 días pasando a la historia como "los últimos de Filipinas".

Afronta con "Morir bajo tu cielo" el inicio de un proyecto que califica de quimérico y consistente en "una especie" de "Episodios Nacionales", para los que ha tomado el Desastre del 98 como episodio fundacional, ya que en ese capítulo de la Historia "fue aniquilada la España tradicional y nace la España contemporánea, con todo lo que sigue, para bien o para mal".

Un proyecto literario que, señala en una entrevista con Efe, es para toda la vida ya que estará integrado por 10 ó 12 novelas pero que compaginará con otros trabajos literarios como la novela que tiene "más o menos acabada" ambientada en la época actual.

La pérdida de Filipinas es el punto de partida para entender la especie de "desaliento español", el complejo que se percibe a lo largo de la Historia reciente de España con la pérdida de las colonias y que supuso el último capítulo de la vida del antiguo imperio, señala.

Juan Manuel de Prada cree que hay "evidentes" similitudes entre lo que ocurrió con Filipinas y el debate actual sobre la independencia de Cataluña: "Filipinas y Cuba nunca fueron colonias, eran provincias españolas", destaca el autor que afirma que Filipinas era tan española como Cataluña.

Por ello cree que la diversidad de España es el factor fundamental para estar unidos, como lo es un proyecto común a medio y largo plazo que reconozca que cada pueblo español "se incorporó a España con unas circunstancias diferentes".

"Los pueblos son diferentes y el proyecto común de España se teje entorno al reconocimiento de las diferencias. La tabla rasa nos conduce al fracaso, como estamos viendo" recalca el escritor, que defiende el respeto a la tradición de la Historia.

Aunque de Cuba se ha escrito más y hay una mayor memoria colectiva, "Filipinas la perdimos de una forma brutal, fue el único pedazo de España que dejó de hablar español, fue nuestro mayor fracaso", asegura el escritor.

Precisamente por eso, la labor de documentación precisa para escribir la novela ha sido más difícil pues los vestigios de la cultura española han sido arrasados: "sumergirte en la Filipinas de la época es reconstruir un mundo que ya no existe".

Al igual que en otras de sus novelas, muchos de sus personajes son héroes "accidentales", personas que hicieron Historia de forma silenciosa y anónima.

Ha querido así "hacer un homenaje a nuestros bisabuelos, a las personas que enviaban a pelear en guerras que estaban perdidas de antemano".

En el desastre de Filipinas "asistimos de nuevo al sacrificio de los débiles", una guerra a la que iban los que no podían pagar para librarse, una época, la de una Restauración "calamitosa" que, sostiene, tiene muchas similitudes con la actualidad.

Aunque en la actualidad "no nos obligan a embarcarnos en barcos que serán hundidos con el primer cañonazo, los sueldos exiguos nos siguen haciendo víctimas de unos gobernantes que podrían ser los de cualquier época", destaca Juan Manuel de Prada.

Militares y misioneros son algunos de los protagonistas de la novela, entre ellos sor Lucía, que Juan Manuel de Prada considera "el corazón de la novela": personas con una fe de caballo con la que reivindica "la labor civilizadora de la Iglesia en la España de ultramar".

Sus personajes saben "que combatían a las órdenes de gente que no merecía su sacrificio, pero también sabían que hay un bien más alto", destaca el autor. EFE

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