De Stevie Wonder a Mario Bros: Uruguay tiene nostalgia para todos

  • Cientos de brazos al aire, se apagan las luces, las bolas de espejos giran y empiezan a dispararse flashes a golpe de música disco: arranca en Montevideo la 37ª Noche de la Nostalgia, en la que cada 24 de agosto, miles de uruguayos toman las pistas para recuperar los ritmos perdidos.

"¡Es muy divertido, muy loco!", exclama Pablo Lecueder, dueño de la radio Océano FM e ideólogo de la celebración, que arrancó en 1978 y que es hoy fiesta nacional en la víspera de la conmemoración de la Independencia de Uruguay, el 25 de agosto.

Mientras suena "Here comes the sun", uno de los íconos de los Beatles, Lecueder recuerda cómo a los 21 años, cuando ya llevaba cinco al mando de un programa musical de radio, decidió hacer una fiesta de música antigua.

"Fue un éxito impresionante", dice a la AFP, y explica que con los años, la fiesta se fue reproduciendo primero en su barrio y, al final en todo el país.

La de Océano FM sigue siendo una de las fiestas más concurridas, pero la purpurina y los neones no sólo brillan en sus dominios. Hoteles, discotecas, bares, pubs y hasta clubes barriales se reservan esta noche para celebrar la nostalgia con pistas de baile y en muchos casos música en vivo.

"Llevo 35 años viniendo a la Noche de la Nostalgia. Me paso el año esperando que llegue esta noche en que me ponen la música con la que me crié durante mi juventud", explica Lilyam Díaz, de 55 años, rubia, pelo lacio y largo, encaramada en unas sandalias de vértigo, shorts negros y remera dorada.

Cada año, Díaz recupera su atuendo retro para la cita, en la que tampoco se ausenta Graciela Bernini, colaboradora de un programa de blues y rock en Océano FM que espera el inicio de la velada mientras suena la banda sonora de Grease.

"Creo que el boom de la música en inglés empezó con John Travolta y Olivia Newton John. Fue una época espectacular", explica la mujer, aunque aclara que no defiende el famoso dicho "cualquier tiempo pasado fue mejor".

Los tiempos han cambiado desde que esa generación empezó a tararear canciones cuyas letras no entendía. Por esto, también evoluciona la fiesta. "Cada generación tiene sus 'oldies' propios", sintetiza Bernini, en una noche en la que jóvenes y adultos se enorgullecen de la música de su época.

Mientras los "cincuentones y sesentones" se descaderan bajo los éxitos de los Bee Gees, Stevie Wonder o Locomía, los veinteañeros cambian neones y lentejuelas por disfraces de espuma y tejidos sintéticos que los trasladan a los dibujos animados de su infancia.

Cenicienta baila con Peter Pan, Mario Bros, Luigi, la princesa Peach y el champiñón hacen fila para el baño, máscaras del expresidente José Mujica y su sucesor, Tabaré Vázquez, se abren paso y los Power Rangers se apuran, que llegan tarde, a "Ríete de la nostalgia", la "antifiesta" de los hijos de los noventa que aunque se ríen con Abba, prefieren Acqua y sus canciones de Barbies y Kens.

"(La nostalgia) es recordar qué era ser chiquito y escuchar a los Backstreet Boys, a las Spice Girls y a Britney Spears. Lo estamos resignificando para que sea también una fiesta de los jóvenes", dice Maite Bachman, de 25 años, estudiante de Psicología y bailarina profesional en las escaleras de mármol del hotel Splendor en Montevideo.

"Para nosotros, la nostalgia es revivir cosas que nos pasaban en la escuela", dice Lucía Olivera, de 20 años, con un vestido largo celeste, una peluca rubia y ondulada y los ojos grandes y brillantes. Se adivina por el dragón de plástico que lleva en la muñeca que es Khaleesi, reina de "Game of Thrones", una serie de HBO que ni siquiera ha agotado por ahora todas las temporadas.

El repertorio de la irónica fiesta es más ecléctico y menos ortodoxo. Se rinden tanto al rock como a la cumbia, la lambada o el pop.

Los tiempos se acortan, pero los uruguayos de las nuevas generaciones no se deshacen de la característica que parece definir este país de 3,4 millones de habitantes.

"Somos nostálgicos. Todavía hablamos del mundial del 50 y yo no era ni nacido. En el ADN de los uruguayos estaba escrito que había que poner una fecha para recordar tiempos idos", dice Lecueder y Maite Bachman, a su manera, lo secunda: "Somos gente triste. Si las computadoras se hubieran inventado en Uruguay, en vez de memoria tendrían nostalgia".

atm/tm

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