Desconocidos Animal Collective para cerrar un Primavera Sound de récord

Primavera Sound llegó a su fin en el Parc del Fòrum con un nuevo récord para presumir. Tras tres días de música, los organizadores calculan que más de 120.000 personas han pasado por sus instalacionesen una edición que también será recordada por las aglomeraciones y el fracaso que supuso la puesta en marcha de una tarjeta recargable para abonar consumiciones.

Los encargados de cerrar con llave el escenario grande fueron los gamberros Animal Collective. Este cuarteto de artistas del siglo XXI demostró que no son uno de los grupos del momento por casualidad y ofrecieron una actuación en la que parecían más preocupados por mantener ese halo de estrellas de lo excéntrico que de satisfacer a una masa ansiosa por escuchar sus canciones más populares.

Tras media hora de concierto, alguien de entre el público soltó un "qué es esto" ante la experimentación a ratos soporífera de la actuación de los de Baltimore. Cuando parecía que aquello tomaba cuerpo con 'Summertime clothes' y los asistentes se animaban con un "oe, oe, oe", las luces del escenario se encendieron para desalojarlo tras poco más de una hora de concierto.

La tercera jornada en el Fòrum comenzó con una puesta de sol patrocinada por Fleet Foxes. En su primera actuación en España, los de Seattle sonaron redondos hasta el punto del virtuosismo. A pesar de los problemas de sonido iniciales, Robin Pecknold y compañía ejecutaron a la perfección una muestra representativa de su cancionero folk-pop siempre repleto de melodías, como atestiguaron 'White winter hymnal', 'Mykonos' o 'Helplessness blues'.

Bien entrada la noche del sábado apareció en el escenario grande PJ Harvey. Vestida de blanco, con botas de cuero hasta las rodillas y un tocado de plumas, la musa indie de los noventa interpretó una selección de temas muy equilibrado de su ya extensa carrera discográfica y donde brilló especialmente 'Let England shake', su último trabajo.

La británica conectó con el público de principio a fin. Apenas se movió de su posición detrás del micrófono y tampoco se prodigó demasiado en palabras. Ya se sabe que cuando guitarras y voz hablan por sí solas no hace falta malgastar saliva.