Días de vino y cine

  • Madrid.- Cuando la copa de vino deja de ser parte del atrezzo para impregnar con su aroma la trama, las películas cobran una fuerza especial de la que habla la exposición "El cine del vino", abierta desde hoy y hasta el 28 de mayo en el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Madrid.- Cuando la copa de vino deja de ser parte del atrezzo para impregnar con su aroma la trama, las películas cobran una fuerza especial de la que habla la exposición "El cine del vino", abierta desde hoy y hasta el 28 de mayo en el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Basada en el libro del mismo nombre del profesor de la Universidad de La Rioja Bernardo Sánchez y patrocinada por la Fundación Dinastía Vivanco, la muestra es un recorrido por la iconografía de decenas de cintas españolas y extranjeras en las que los caldos reflejan sensaciones o ayudan a impulsar el argumento.

Desde el simbolismo religioso de "Marcelino Pan y Vino" (1955) hasta el ambiente sibarita de la independiente "Entre copas" (2004), el vino ha sido un protagonista más en muchos éxitos cinematográficos y ha impregnado las historias con sus características más íntimas, según ha explicado Sánchez a Efe.

"El sabor y el color del vino son un misterio, no sabemos cómo se producen; y es lo mismo que pasa con algunas cosas del alma humana", ha afirmado el autor de un libro que destaca que tanto el cine como el vino son productos que deben madurar en la oscuridad para salir a la luz.

Si en películas como "Encadenados", de Alfred Hitchcock, el vino está ligado al misterio que mueve el guión, en otras cintas lo que deja es sabor a aventura ("Un buen año", de Ridley Scott), a drama ("Días de vino y rosas" de Blake Edwards) o incluso a romance ("Cuento de otoño" de Eric Rohmer).

En otras ocasiones es el carácter familiar de muchas bodegas lo que las ha convertido en fuente de inspiración para muchos directores, que no dudaron en crear sagas familiares marcadas por la traición o la pasión, como en el caso de "The Vintage" o la serie "Falcon Crest".

Para Sánchez, esa complicidad entre bodegas y platós tiene su origen a finales del siglo XIX, cuando una renovación clave en la industria del vino coincidió con el nacimiento del cine, cuyos pioneros, incluidos los hermanos Lumière, tuvieron una relación estrecha con el mundo de los viñedos.

Por eso, no duda de que esta exposición puede llegar a ser "una invitación al cine para un enólogo, o una iniciación al universo del vino para un cinéfilo".

Para el director de la Fundación Dinastía Vivanco, Santiago Vivanco, la muestra puede ayudar además a aumentar el interés de los jóvenes por el vino, mediante un formato atractivo como el cine.

"La industria del vino tiene una deuda con la gente joven. Nuestra promoción siempre ha estado muy orientada al público adulto, por el peligro de que los jóvenes confundieran vino con alcoholismo, y en cambio la cerveza y otras bebidas espirituosas han ido directamente a por ese público", ha señalado Vivanco a Efe.

La Fundación, que impulsó tanto la publicación del libro de Sánchez como la organización de la exposición, ya ha presentado la muestra en espacios de La Rioja y planea llevarla a Bilbao, en época de vendimia -septiembre-, y posiblemente a Londres y Nueva York, en su versión anglosajona.

Junto a los carteles, anuncios y fotogramas que centran la exposición, el visitante puede encontrar objetos de coleccionista, como un dibujo original de la escena del dios Baco en el clásico de Walt Disney "Fantasía", un brindis estereoscópico de los albores del cine o el álbum de cromos que aparecía en la citada "Marcelino pan y vino".

Las secuencias más memorables de cintas centradas en viñedos como "Tierra", de Julio Medem, o "Un paseo por las nubes", de Alfonso Arau, completan la muestra a través del corto "Brindis por el Cine", también dirigido por Bernando Sánchez, que cuenta con testimonios del guionista Rafael Azcona o el actor riojano Javier Cámara, entre otros.

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