El ballet como vía de liberación ideológica en "El último bailarín de Mao"

  • Madrid.- El bailarín chino Li Cunxin, que escapó del régimen comunista para convertirse en primera figura del ballet de Houston (EEUU), presenta ahora en España su autobiografía bajo el título de "El último bailarín de Mao", que también ha tenido su versión cinematográfica dirigida por Bruce Beresford.

El ballet como vía de liberación ideológica en "El último bailarín de Mao"
El ballet como vía de liberación ideológica en "El último bailarín de Mao"

Madrid.- El bailarín chino Li Cunxin, que escapó del régimen comunista para convertirse en primera figura del ballet de Houston (EEUU), presenta ahora en España su autobiografía bajo el título de "El último bailarín de Mao", que también ha tenido su versión cinematográfica dirigida por Bruce Beresford.

El libro que llega a España editado por Kailas y la película, que se estrenará el 17 de diciembre, recogen una gesta con todos los ingredientes para la emoción: la superación, la adversidad, la crónica política de la Revolución Cultural y el descubrimiento personal.

"Cuando estudiaba baile en Pekín tenía corazón pero no sabía como usarlo", resume Cunxin en una entrevista con Efe. En 1970 una beca para ir a Houston le cambió la vida, pero también le negó el contacto con su vida anterior. Empieza a sentir, pero eso también le abre a los sinsabores de la toma de decisiones.

"Hay dos grandes arrepentimientos en mi vida. Uno cuando renuncié a mi nacionalidad china por seguir bailando en Estados Unidos y otro el no haber sido capaz de salvar mi primer matrimonio por haber priorizado mi carrera", asegura.

"Mis cartas eran requisadas por el Gobierno y no sabía si mis padres y mis hermanos estaban vivos o muertos o si iban a ser castigados por lo que yo había hecho", añade.

Por eso, a pesar de escribir su autobiografía ha tenido que investigar mucho sobre sí mismo. "Había cerrado con llave muchos recuerdos que ahora he tenido que volver a sacar a la luz y ha sido a veces doloroso, pero a la larga muy sano", reconoce.

En su país algunos lo consideran un héroe, mientras otros le tachan de traidor, pero no niega que ese sistema casi esclavista de entrenamiento fue el que le hizo llegar tan lejos.

"El entrenamiento era cruel y muy difícil, pero era fantástico. Al principio lo odiaba, pero luego fui consciente de que no habría alcanzado un nivel tan alto si no fuera bajo esas condiciones", reflexiona el bailarín, que ahora vive en Australia con su mujer y sus dos hijas.

¿Con la cultura más protectora de la infancia peligran, entonces, las máximas figuras del ballet?. "Probablemente sí", confiesa.

A la hora de llevar su vida al cine, el bailarín reconoce que su libro sólo podía ser adaptado por un realizador occidental, como Beresford, conocido por títulos como "Paseando a Miss Daisy", y que recreado espectaculares números de baile a la vez que ha reclutado a un reparto con Bruce Greenwood, Kyle McLahan y Joan Chen.

"Quizá Ang Lee hubiera podido, pero cualquier otro director chino estaría pensando en que tiene un par de ojos detrás de la cabeza vigilando su trabajo", explica Cunxin.

Sin embargo, añora algunos rasgos de su cultura. "En Occidente se culpa a los políticos de la infelicidad de la gente, mientras que en China, aun teniendo más motivos para hacerlo, la gente se siente más responsable de su propio destino", concluye.

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