El "casi" francés Sergi López aprende a bailar el "Tango libre" en la cárcel

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 26.- El catalán Sergi López, "niño mimado" del cine francés, aunque él no se explique por qué, vuelve a ser protagonista de la difícil, arriesgada y divertida "Tango libre", cine "de autor" que le fascina, según confiesa, donde se convierte en un presidiario capaz de aprender a bailar el tango para no perder a su mujer.

"Me apasiona encontrarme con un cine que no se parece a ningún otro, es una fascinación que cada vez me llena más", apunta López en una entrevista con Efe celebrada en el Instituto Francés de la capital, hasta donde también se desplazaron el director Frederic Fonteine, su esposa, la actriz protagonista Anne Paulicevich, y su hija de cinco meses, Vera.

En declaraciones a Efe, el director advierte de que "las películas fáciles" no le interesan: "Para mi tienen que tener algo de riesgo, de asumir un reto, y eso mismo le pido al espectador".

"Tango libre" es el cuarto largometraje de Fonteine, con el que López ya trabajó en la estupenda "Una relación privada" (1999).

De hecho, apunta, la película tiene una trama muy difícil de creer que "requería" al catalán por su "capacidad poco frecuente": habría sido "tal riesgo hacerla sin él -confiesa-, que no la habría hecho".

Sergi López, cada vez más grande y no sólo en sentido profesional, da a la perfección la imagen de hombre duro y a la vez enamorado, tierno padre y genial amigo, capaz de compartir a su mujer por amor, y que aprende a bailar el tango para no perderla.

"Parece que es posesivo, celoso, un 'milhombres', pero también es capaz de cambiar el mundo por ella", señala.

"Cuando las cosas van mal tendemos a simplificar el discurso. Y esta no es una propuesta de 'no me marees mucho', es distinta, no es fácil, pero tiene mucho humor y es muy positiva". Es lo que tiene la ficción, dice, y como ficción, "va lejos".

López es Fernand, uno de los vértices de este triángulo amoroso que se aposenta en un hijo de los tres, Antonio (Zacharie Chasseriaud), un papel muy importante porque "las estupideces que han cometido sus padres en el pasado parece que le abocan al mismo camino de perdición; pensé -dice el director- invertir ese destino y hacer que el hijo salvara a los padres".

"Ocurre con todos los personajes de la película, que han cometido errores, pero por amor", explica Fonteine.

Una familia atípica y un no menos atípico equipo de funcionarios de esta prisión de hombres, que no dudan en recibir a besos a uno de sus miembros, de vuelta al trabajo tras sufrir una agresión.

Las otras tres patas de este banco son Jan Hammernecker, Dominic, asesino por accidente, amigo de Fernand y enamorado de su mujer, y François Damiens, "J.C.", un aburrido funcionario de prisiones que vuelca su amor en un pez y aprende bailes de salón en una academia donde coincide con Alice.

Y Alice (Paulicevich, que además es la guionista) es el eje sobre el que gira esta comedia carcelaria donde la inexistente música de un tango sirve a un puñado de presos para cambiar la violencia de sus vidas por una coreografía mental que les lleva de los pasos de baile a la libertad.

Una extraña mezcla que, sin embargo, no es totalmente increíble.

Rodada en una cárcel auténtica y en activo, en Polonia, donde los internos seguían dentro de sus celdas mientras se rodaba, los barrotes son una auténtica metáfora de las relaciones humanas.

"Fred fue a buscar la luz al lugar más oscuro, más cerrado, donde menos libertad hay, donde no se puede concebir la danza. Y eso tuvo un efecto muy potente en todos, porque es como la vida, más en estos momentos de crisis: incluso en las grandes dificultades uno puede buscar un poco de luz", reflexiona Paulicevich.

López, ganador de un César y del European Film Award por "Harry, un amigo que os quiere" en 2001, nunca ha ganado un Goya, aunque sus trabajos en "Pa negre" (2010), "El laberinto del fauno" (2006) y "Sólo mía" (2001) le valieron otras tantas nominaciones.

"Puede parecer falsa modestia, pero a mi me da vergüenza que me lluevan las cosas, sobre todo con la crisis que hay, pero yo he tenido la suerte de que me sigan llamando, y no sé por qué el lazo con Francia, ni sé por qué toda esta suerte, no tengo sensación de haber remado fuerte. Me siento 'sobrado' (con los premios ganados)".

La película, Premio Horizontes en el Festival de Venecia y Gran Premio en el de Varsovia, se estrenó ayer en el Festival Internacional de Cine de Autor de Barcelona y llegará a las salas españoles el miércoles 1 de mayo.

Mostrar comentarios