El cine, la situación política y el fútbol, anclas de Querejeta con Euskadi

  • El cine, su preocupación por la situación política y su pasión por la Real Sociedad anclaron a Elías Querejeta a su País Vasco natal desde que, con 23 años, lo abandonó para afincarse en Madrid, donde inició su prolífica carrera como productor y cineasta.

Carlos López

San Sebastián, 9 jun.- El cine, su preocupación por la situación política y su pasión por la Real Sociedad anclaron a Elías Querejeta a su País Vasco natal desde que, con 23 años, lo abandonó para afincarse en Madrid, donde inició su prolífica carrera como productor y cineasta.

Una labor que, lejos de distanciarle de sus orígenes, el productor, natural de Hernani (Gipuzkoa), aprovechó para mantener sus vínculos con Euskadi y dar salida a su inquietud por el problema de la violencia en su tierra, que incluso le llevó a realizar una trilogía sobre el terrorismo de ETA junto al director Eterio Ortega.

De esta manera, nacieron "Asesinato en febrero", sobre el atentado que acabó con la vida del socialista Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díaz Elorza; "Perseguidos", un trabajo sobre la vida de las personas amenazadas; y "Al final del túnel. Bakerantza", un documental que da voz a seis personas que, desde el nacionalismo, ofrecen visiones distintas del conflicto vasco.

Este vínculo con Euskadi le movió también a participar en manifestaciones, como la multitudinaria marcha que recorrió San Sebastián en septiembre del año 2000 en defensa de la vida y la libertad o la protesta organizada en la capital guipuzcoana en diciembre de 2003 en contra del denominado "plan Ibarretxe".

Elías Querejeta también llegó a firmar un manifiesto junto a una veintena de intelectuales que, en 1997, remitieron al entonces lehendakari, José Antonio Ardanza, para pedirle que adoptará "la decisión política de garantizar eficazmente los derechos y las libertades de la ciudadanía" ante la situación de violencia que, por aquel entonces, atravesaba el País Vasco.

Un año antes, el productor guipuzcoano había suscrito una declaración conjunta con el escritor Fernando Savater, los escultores Eduardo Chillida y Nestor Basterretxea, entre otras personalidades de la cultura vasca, en solidaridad con la librería donostiarra Lagun, tras ser atacada por un grupo de violentos el día de Nochebuena.

Estos posicionamientos le valieron múltiples reconocimientos como el premio que en 2008 le otorgó el Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián en su sexta edición, o el galardón que en 2012 le concedió la Fundación Mario Onaindia, instituida en memoria del político vasco fallecido.

Sin embargo, la distinción más apreciada por Querejeta fue el Tambor de Oro de San Sebastián que en 1998 recibió de forma conjunta con el empresario madrileño Javier Gil de Biedma, en reconocimiento a su continua vinculación con la ciudad y con el Festival Internacional de Cine, del que era un asiduo participante.

Años más tarde, en 2011, el certamen cinematográfico donostiarra quiso reconocer su trayectoria profesional con la concesión del Premio Zinemira, en cuyo acto de entrega recordó su infancia en Hernani, localidad natal a la que considera su "patria".

La Real Sociedad, con la que jugó de delantero seis temporadas en Primera División en la década de los 50, fue otra de las pasiones del cineasta guipuzcoano, quien incluso llegó a anotar un gol al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano que significó una histórica victoria para los donostiarras.

Su compromiso con Euskadi quedó plenamente plasmado con su nombramiento como embajador del País Vasco en el marco de una campaña turística que el Gobierno autonómico puso en marcha en 2010.

En ella, Querejeta invitaba a acudir a una capital guipuzcoana en la que se inició su gran pasión por el cine con la visión de una película de Charlot y que, según sus propias palabras, "merece la pena visitar sin dudas de ninguna clase por muchas razones: los tonos, las formas, los colores, el conjunto y la armonía que se vive en la ciudad".

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