"El corredor nocturno", un thriller de Gerardo Herrero sobre el acoso

  • Madrid.- El director y productor de cine Gerardo Herrero, fundador de Tornasol Films, acaba de estrenar "El corredor nocturno", una cinta inquietante que habla de traiciones, ambición y soledad, y también "del estrés, de la lucha por el poder y de la necesidad de manipular para mantener el trabajo".

"El corredor nocturno", un thriller de Gerardo Herrero sobre el acoso
"El corredor nocturno", un thriller de Gerardo Herrero sobre el acoso

Madrid.- El director y productor de cine Gerardo Herrero, fundador de Tornasol Films, acaba de estrenar "El corredor nocturno", una cinta inquietante que habla de traiciones, ambición y soledad, y también "del estrés, de la lucha por el poder y de la necesidad de manipular para mantener el trabajo".

"Es un thriller sobre el acoso: cuenta cómo alguien le hace la vida imposible a otro y cómo le manipula, cómo le modifica sus relaciones familiares y cómo le afecta todo esto en el trabajo y en su vida personal", explica Herrero, en una entrevista con EFE.

"El corredor nocturno" hace la número 15 de las cintas que ha dirigido y en ella repite la experiencia latinoamericana en la que tanto confía, esta vez, en Buenos aires y con dos geniales artistas argentinos sujetando un complejo guión de Nicolás Saad, basado en la novela de Hugo Burel del mismo título.

Leonardo Sbaraglia es Eduardo López, un hombre obsesionado por llegar a lo más alto, y Miguel Ángel Solá es una especie de "Pepito Grillo", una conciencia cruda y determinista que se presenta como Raimundo Conti, aunque no es muy seguro que esta persona exista.

"Pero en una segunda lectura también es el mito de Fausto", argumenta el director, coincidiendo en esto con la impresión de Sbaraglia, que define a su personaje como el hombre atrapado en la indefinición de decidir sobre las ventajas que reporta, o no, ser una buena persona: un modo de reflexionar sobre "qué es el diablo", ha señalado a EFE.

Conti es el lujo, la calidad de vida que se consigue siendo un canalla; López es un "trepa" metido en un mundo tan competitivo que, "o acatas, o te vas a la calle", explica.

Eligió Puerto Madero y el barrio de Palermo como escenario de esta historia porque "me pareció que podía pasar ahí igual que en Chicago, en Dublín, en Barcelona, en Edimburgo...".

Esperó a que Solá pudiera hacer esta película y siempre contó con Sbaraglia; para él, ambos artistas "lo bordan".

"Necesitaba a un hombre de la edad de Sbaraglia que aguantara corriendo, que pudiera llevar los trajes de ejecutivo con clase y que pudiera mezclar todo ello con una cosa turbia: eso Leo me lo da", dice.

Gerardo Herrero es madrileño, tiene 57 años y ha estrenado más de un centenar de películas en su doble faceta de productor y realizador, algunas, como la más reciente producción de Tornasol, "El secreto de sus ojos", candidata al Óscar este año, o "Nacidas para sufrir", de Miguel Albaladejo.

Cuando era presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España (FAPAE), consiguió más medios financieros para la producción y la implicación de las cadenas de televisión en su apoyo al cine español, con las que firmó acuerdos para que destinaran parte de los beneficios en ayudas al cine.

Hoy desconfía de los bancos: "el Estado les ha regalado mucho dinero y les permite sacar grandes beneficios aprovechándose de la situación financiera en un momento en el que deberían ser más generosos", argumenta y al instante asegura que no le gusta quejarse.

"No es una época fácil, pero peor que yo lo pasa cualquiera que esté en el paro", afirma.

Respecto a las ayudas para el cine, Herrero cree que el sistema "necesitaba un cambio" y que la Orden tendrá que complementarse con la nueva Ley Audiovisual "o no tendrá sentido".

En la lista de películas dirigidas por Herrero figuran títulos como "Heroína" (2005); "El principio de Arquímedes" (2004) "El misterio Galíndez" (2003) "Las razones de mis amigos" (2000) y "Malena es un nombre de tango" (1996).

Su selección como productor, muchas veces a medias con países iberoamericanos, fue siempre a "caballo ganador", como lo demuestran obras como "Los crímenes de Oxford" (2008); "Ficción" (2006); "El penalti más largo del mundo" (2005); "Luna de Avellaneda" (2004); "En la ciudad" (2003), "El hijo de la novia" (2001) "Plata quemada" (2000) o "Martín Hache", entre otras.

Por Alicia G. Arribas

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