El Español propone jugar con las palabras con "La América de Edward Hopper"

  • Madrid.- La sala pequeña del Teatro Español propone para los próximos 30 días, desde hoy al 25 de julio, "La América de Edward Hopper", una visión muy particular de la dramaturga Eva Hibernia (La Rioja, 1973) sobre el paso del tiempo, la soledad y el disfrute de las palabras creada a partir de la contemplación de la obra del pintor.

El Español propone jugar con las palabras con "La América de Edward Hopper"
El Español propone jugar con las palabras con "La América de Edward Hopper"

Madrid.- La sala pequeña del Teatro Español propone para los próximos 30 días, desde hoy al 25 de julio, "La América de Edward Hopper", una visión muy particular de la dramaturga Eva Hibernia (La Rioja, 1973) sobre el paso del tiempo, la soledad y el disfrute de las palabras creada a partir de la contemplación de la obra del pintor.

La obra, interpretada por dos camaleónicos actores que varían hasta seis veces de personaje en escena, la catalana Alicia González y el argentino Joaquín Daniel, también clown, cantante y guionista, cuenta la historia de Vera y Tomás, una pareja poco convencional "libre y lúdica, de las que ya parece que no hay", explica Daniel.

"Se relacionan sobre todo a través de la palabra y con el juego", ha detallado la autora, que, junto a los actores, y en presencia del director del Teatro Español, Mario Gas, y de su homólogo en el Teatro Nacional de Catalunya, Sergi Belbel, ha presentado en Madrid esta producción en la que se tejen y entrecruzan las historias.

Hibernia, que se declara "fascinada" por el imaginario del pintor, ha contado que comenzó a escribir "La América de Edward Hopper" después de contemplar un calendario en el que cada mes había un cuadro suyo, pero que no quería hacer una obra sobre el pintor de la soledad, sino de lo que provocaba en ella.

"Me fascina por ese misterio que contiene", dice la autora, quien comparte con Hopper referentes como "puertas que se abren, ventanas por las que mirar; los espacios interiores, la soledad, la melancolía, la habitación de hotel despersonalizada: territorios donde hay mucha intimidad y mucho desasosiego", resume.

Vera esté escribiendo un cuento, a través del cual aparecen otros dos personajes, Miranda y su padre, Joseph, dos judíos emigrados de Polonia por la amenaza nazi.

La máquina de escribir que ella usa "es como la lámpara del genio -detalla Hibernia-: "la ficción de las palabras comienza a materializarse".

Según Alicia González, "ellos también juegan a ser otros; es todo un viaje por diferentes lugares, estados de ánimo y edades, donde el verdadero protagonista es la creatividad, el deseo de crear y dar sentido a las palabras, una especie de hilo de Ariadna que les permita salir del laberinto".

También ha destacado la autora la flexibilidad del escenario (habitaciones de hotel que van cambiando, un vagón de tren y la esquina vacía de un bar, homenaje a "Nighthawks"), responsabilidad de Jon Berrondo, así como la iluminación de Quico Gutiérrez (premio de la Crítica de Barcelona 2009), y el vestuario de Romana Redlova.

"Yo creo que, sobre todo, esta obra es un homenaje a la belleza: de la palabra, de lo visual, a la música, a la pintura, al amor, al sentido de la pareja... También es bonita de hacer y es bonita de ver", ha dicho el actor.

Desde su perspectiva "la gente se contagia de eso", y opina que "también es bueno que pase. Ya sé que está dura la cosa, pero que se disfrute de la belleza", ha resumido Daniel.

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