El estilo cosmopolita, "british" y selvático triunfa en la pasarela de Milán

  • Las casas de moda italiana Moschino, Etro y Roccobaroco llenaron hoy la pasarela de tartán, selva y hormigón con unas colecciones que siguen inspiradas en el armario masculino en la tercera jornada de la Semana de la moda de Milán, que recogió aires neoyorquinos, "british" y selváticos.

Roma, 22 feb.- Las casas de moda italiana Moschino, Etro y Roccobaroco llenaron hoy la pasarela de tartán, selva y hormigón con unas colecciones que siguen inspiradas en el armario masculino en la tercera jornada de la Semana de la moda de Milán, que recogió aires neoyorquinos, "british" y selváticos.

La encargada de abrir la pasarela en esta tercera jornada de pasarela en Milán fue la mítica casa Moschino que presentó dos tipos de mujer: por un lado, una mujer inspirada en el clasicismo británico, con un punto de campaña y ecuestre, y por otro, una mujer urbanita y con cierta tendencia al futurismo.

Cada uno de los pasos sobre la pasarela de las modelos de rostro infantil y con trenzas espigadas de Moschino fueron un viaje a la campiña inglesa, a Gales o, por ejemplo, Escocia.

Sobre el blanco de la pasarela destacaron los tonos cálidos del tartán que la diseñadora utilizó en todos sus diseños, desde el traje hasta el elemento fetiche de esta colección, la pajarita.

Una mujer barroca, con una marcada tendencia colegial, con faldas por encima de la rodilla, altos zapatos de tacón con plataforma, americanas de corte muy definido y todo aderezado con la presencia de escudos y coronas imperiales bordadas en hilo de oro sobre el tartán o la felpa que componen las prendas.

La segunda mujer que propone la casa Moschino sigue la tónica general de esta Milán Fashion Week, muy influenciada por el armario masculino y por el frac, acompañado en todo momento por pajaritas y chaleco a conjunto.

Una mujer más moderna, vestida con trajes de chaqueta de corte muy lineal, que apareció sobre la pasarela como la antítesis de la cría "british" y jinete que propuso en un primer momento.

Coronas, escudos, estampado floreado de tipo regio y, de nuevo, tartán, fueron los auténticos protagonistas de la línea de traje de chaqueta que presentó hoy Moschino en la pasarela de Milán.

Radicalmente distinta fue la colección que presentó la milanesa Etro que propuso a una mujer muy inspirada por los detalles orgánicos y vegetales, vestida con estampados muy complicados y con tonalidades muy apagadas.

Como una jungla en la que no ha llovido en cuatro días y cuatro noches o como un jardín en un día sin sol, la ropa de Etro estuvo a medio camino entre la alegría y la nostalgia, entre la inminencia de un futuro próximo y el residuo de un pasado deseado.

Largas siluetas cubiertas por seda y satén, en verdes apagados y burdeos, con estampados que se esparcían por las prendas de forma aleatoria, de la misma forma que crece la vegetación en el suelo de un bosque. Dispersa, pero ordenadamente.

Motivos florales, retículas, amebas y juncos estuvieron muy presentes en los largos vestidos que la casa de Gerolamo propuso para el próximo otoño.

Por último, Roccobarocco acabó con este viaje para pararse en Nueva York, en París, en Hong Kong, en Moscú o en cualquiera de las grandes metrópolis del planeta, en uno de esos hormigueros de cemento en los que la gente se disfraza de anónima entre la muchedumbre.

La mujer que propuso la casa romana Roccobarocco no fue una mujer sencilla pero sí discreta, urbanita y muy sofisticada.

Su colección se caracterizó por el empleo constante del gris, solo roto por la aparición repentina de un pequeño detalle ornamental en azul eléctrico, y por el traje clásico de chaqueta con falda de tubo en raso, por supuesto, grisáceo y muy entallado a la cintura que dejó clara la apuesta de Roccobarocco por la curva femenina.

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