El Juli y Perera, este sin espada, ponen broche de oro a la feria de Albacete

  • Los diestros Julián López "El Juli", que cortó dos orejas de su segundo toro, y Miguel Ángel Perera, que perdió el triunfo tras "pinchar" sus dos faenas, pusieron hoy el broche de oro a la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, en el décimo y último festejo de su abono.

Albacete, 17 sep.- Los diestros Julián López "El Juli", que cortó dos orejas de su segundo toro, y Miguel Ángel Perera, que perdió el triunfo tras "pinchar" sus dos faenas, pusieron hoy el broche de oro a la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, en el décimo y último festejo de su abono.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Daniel Ruiz, bien presentados y, salvo primero y quinto, en general de buen juego, sobre todo los lidiados en cuarto y sexto lugar.

Julián López "El Juli": estocada (palmas); y estocada (dos orejas).

Sebastián Castella: estocada (oreja tras aviso); y estocada (ovación tras aviso).

Miguel Ángel Perera: metisaca y estocada (ovación); y pinchazo, casi entera y descabello (oreja).

En cuadrillas, Joselito Gutiérrez se desmonteró tras un arriesgado par al tercero.

La plaza se llenó en tarde entoldada, que amenazó lluvia, y con fuerte aguacero a partir del cuarto toro.

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DECÁLOGO DE LA MANO BAJA

El Juli se estrelló contra un imposible en su primero, un toro grandón y de escasa movilidad, con el que apenas pudo pasar de las "cositas" sueltas por los dos pitones en una faena esforzada y tesonera, bien rubricada con los aceros.

Lo mejor vendría en el cuarto, una grandiosa faena de Julián López ante un extraordinario ejemplar de Daniel Ruiz al que cuajó de principio a fin a base de temple, largura en mano muy baja, con media franela arrastrando por el ya embarrado piso del coso. Faena rotunda y muy completa, merecedora de las dos orejas.

El primero de Sebastián Castella tuvo buen fondo para la muleta, y el francés lo aprovechó en una faena pulcra y templada, en la que la quietud y la ligazón sobre la mano diestra fue lo que más brilló. También al natural consiguió el torero entonados pasajes dentro de un conjunto premiado con una oreja.

El quinto fue, junto al que abrió plaza, el otro garbanzo negro de la corrida, un toro de poca transmisión y menos fondo, con el que Castella hizo un notable esfuerzo bajo el diluvio que en ese momento arreciaba el coso albaceteño. Saludó una ovación.

Miguel Ángel Perera fue todo capacidad y poderío con su primero, un toro de exigente movilidad al que acabó domeñando en una exhibición de mando y maestría en el toreo sobre ambos pitones. Tenía el triunfo en la mano, pero el mal uso de la espada hizo que el extremeño perdiera el premio.

El sexto fue también un toro bravo y bueno con el que se volvió a ver a un Perera autoritario en todos los órdenes, en una faena iniciada de rodillas y premiada solamente con una oreja por la falta de contundencia del torero en la suerte suprema.

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