El legado de Julián Marías emerge como referente en tiempos de crisis moral

  • Roberto Jiménez.

Roberto Jiménez.

Valladolid, 20 nov.- Apenas han transcurrido nueve años de su fallecimiento, y el legado de Julián Marías (1914-2005), a través de una ingente obra en forma de libros, artículos y conferencias, persiste como referente de integridad en una época de desarraigo moral que anticipó como un avisador "porque las veía venir".

"Tuvo siempre una gran preocupación por el futuro de España y de la sociedad occidental. En muchas ocasiones se le oyó decir que se estaban produciendo formas de primitivismo y de que el mundo, de algún modo, estaba empobreciéndose al menos desde el punto de vista cultural", ha recordado esta tarde a Efe su hijo Álvaro Marías.

Julián Marías, discípulo de Ortega y de Zubiri, ha sido homenajeado hoy en Valladolid, la ciudad donde nació hace un siglo, dentro de un acto organizado por la Fundación Miguel Delibes y la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, en la sede de esta institución, radicada en la Casa Museo de Cervantes.

"Vivía obsesionado por la pérdida de las libertades y cada vez que, de un modo u otro, lo detectaba, lo decía en sus libros y artículos, ha añadido en una entrevista con Efe el quinto e hijo menor de un pensador, filósofo y humanista que fue encarcelado en 1940 por el régimen de Franco y represaliado académicamente con la suspensión de su tesis doctoral en 1942, "creo que un caso único".

Otra de las constantes preocupaciones de este filósofo, siempre con un pensamiento al servicio de la realidad presente, fue "la falta de veracidad en nuestro tiempo, la admisión de la mentira por parte de la sociedad como si fuera un pecado venial, una habilidad e incluso una virtud, lo que siempre consideró como algo peligrosísimo", ha evocado el músico Álvaro Marías.

"A veces pienso que, si se publicaran los artículos que publicó mi padre hace quince, veinte o más años, muchos parecerían escritos ayer mismo. Tenía una gran capacidad para adivinar lo que se estaba gestando, para verlas venir como se dice coloquialmente, pensando siempre en la coyuntura política y social de España", ha proseguido.

La "gran valía" y "talla singular" de Julián Marías, que en 1948 puso en marcha el Instituto de Humanidades junto a Ortega y Gasset, unido a su olfato para intuir la deriva social y política, "ha hecho que mucha gente que le conoció le siga añorando y que, cada vez que hay problemas en España, como por desgracia ocurre a menudo, eche de menos la guía que supuso en la vida pública", ha agregado.

El destino natural de Marías era la cátedra de Filosofía en la Universidad, pero el signo de los tiempos franquistas truncó esa aspiración en favor de una fecunda vida intelectual, ya que "dispuso de más tiempo y de todas sus energías para dedicarse a una obra ingente que de otro modo, si se hubiera dedicado a la enseñanza, tal vez no hubiera podido gestar".

Álvaro Marías, ya en el plano familiar, ha agradecido al destino no sólo la paternidad de "una persona extraordinaria", sino la posibilidad de haber estado al lado de su padre durante cincuenta años, parte de ellos en un piso colindante con el de sus progenitores, en la ciudad de Madrid.

En este homenaje ha participado también Helio Carpintero, catedrático jubilado de Psicología, discípulo de Julián Marías y académico de la Real de Ciencias Políticas y Morales.

"Entendió la Filosofía como una mirada responsable y verdadera sobre la realidad, especialmente la de España, que vivió hasta el final, un país y una sociedad a la que siempre permaneció unido, no a sus gobernantes ni a la oficialidad, sino a su gente", ha declarado a la Agencia Efe.

Carpintero, no obstante, ha invitado a la lectura y relectura de su obra, "a meditar sus enseñanzas, a poner en práctica sus pensamientos porque, si le damos por amortizado, habremos perdido entonces un profundo capital humano".

"Es muy importante regresar a Julián Marías y a los grandes pensadores y escritores que nos enseñaron a amar a España, como a la Generación del 98; a pensar en la realidad, como hizo Ortega y Gasset; y en el ser humano, caso de Unamuno: es tarea nuestra la reconquista de esta herencia que tenemos", ha concluido.

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