El regreso del transgresor Robert Mapplethorpe

  • Una retrospectiva rescata algunas de las obras más emblemáticas del artista neoyorquino de la cultura `underground´. Entre ellas, los retratos de Patti Smith o Andy Warhol. 

Una lánguida imagen de Patti Smith, alejada de las poses más roqueras o punks, acariciando dos pájaros, cual efigie romana, es una de las 180 imágenes de la retrospectiva del fotógrafo Robert Mapplethorpe, que exhibe la fundación Fondazione Forma per la Fotografia, de Milán. 

Esta muestra del artista neoyorquino es un recorrido cronológico por la obra de uno de los nombres más influyentes de la revolución pop. Él fue uno de los huéspedes más controvertidos del Chelsea Hotel y que reflejó la cultura underground emergente en aquella ciudad de Nueva York de las décadas de los 70 y 80.  

Mapplethorpe encontró su espacio en mitad de esta explosión cultural con una mezcla de técnica clasicista, rigurosa y detallada que chocaba frontalmente con los temas representados: una oda al objeto, que incluía desde la tierna imagen de una flor o un niño, a retratos oscuros y prohibidos en su época.  

Fue un emisor de la cultura sadomasoquista. Sus reveladoras imágenes estaban al alcance de un selecto club de admiradores, pues resultaban demasiado transgresoras para la época. La exploración explícita de la sexualidad se convirtió en un elemento recurrente de su trabajo, que ensalzaría a su vez la belleza, con una composición y técnicas impecables. 

Sus imágenes más conocidas, los retratos de Andy Warhol, Patti Smith o un jovencísimo Arnold Schwarzenegger, convivían con el preciosismo de unos tulipanes. Si bien estas fotos pueden resultar incluso cándidas a primera vista, el erotismo acabó cubriendo toda su obra. Y aquella simple imagen de un tulipán acabaría teniendo una lectura también erótica, que se convertiría  en objeto de culto underground. 

Superada una primera época más oscura, en la que se relacionó su trabajo con un escandaloso submundo underground, su fotografía evolucionó hacia la perfección técnica. Su impecable ejecución le llevó a protagonizar las portadas de las principales revistas de moda de la época, como Vanity Fair o Vogue. 

La espontaneidad de sus primeras obras realizadas con Polaroid fluyeron también hacia trabajos más maduros, realizados ya con una cámara Hasselblad de medio formato. Pese a su maestría con la técnica y la composición, nunca se consideró fotógrafo. 

No le interesaba tanto la imagen como la fotografía producida, el objeto resultante. Decía que tomaba fotos, porque era más rápido que acometer una escultura.  

Sin duda la rapidez, la urgencia, marcaron también su trabajo. Murió joven, con 46 años, víctima de SIDA. Conocedor de su destino, los últimos años los dedicó a crear la Fundación Robert Mapplethorpe, que cuidaría su legado artístico, archivo fundamental de la revolución pop y neodadaísta americana.  Dicho legado redunda a favor de la formación de fotógrafos y en investigaciones médicas de la enfermedad que le arrebataría la vida. 

Una completa muestra del fondo documental de la Fundación Robert Mapplethorpe se exhibe hasta abril en la fundación Forma per la Fotografia, de Milán, bajo el título Robert Mapplethorpe. La editorial Contrasto también ha elaborado un cuidado catálogo. 

Sendos homenajes al fotógrafo neoyorquino, catálogo y exposición, aparcan el escándalo que rodeó su obra en los años 80 y revisan su legado documental y técnico, con la perspectiva que otorga los más de 20 años transcurridos desde su muerte.

Mónica Moyano | aviondepapel.tv | Fotos: copyright RobertMapplethorpeFoundation. Used by permission
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