El señor Lobo de las guitarras de las estrellas del rock

Cuando a Ovidio García se le define como luthier explica con rapidez que él no construye instrumentos. "Lo mío es el reto del ajuste y la reparación, que es otra cosa diferente", explica vía telefónica desde algún lugar de Asturias, lugar en el que nació y al que volvió tras pasar varios lustros en Madrid enrolado en el mundo de la música, en distintos puestos y actividades, aunque destacando en el arreglo de instrumentos.

Por sus manos han pasado desde guitarras eléctricas de Los Planetas, Pereza o Manu Chao a bajos de Mecano, Santiago Auserón o Los Porretas, entre otros. Su gran cualidad es saber lo que quier el músico, y hacer que éste vuelva a sentir lo que sentía con él. "Normalmente me traen las guitarras sus 'roodies' (asistentes de giras). Cuanto más grande es el músico más difícil es tener trato con él", ríe divertido.

Se muestra algo más serio y orgulloso al explicar que para él el fracaso no existe. "Los músicos que viene a mí, vuelven. Ese es su agradecimiento. Siempre he creído que gran parte de mi trabajo es entender lo que el músico quiere. Y si no queda contento se reajusta hasta que se llega a lo que busca. Por mucho que digan los músicos que cada instrumento es un mundo lo cierto es que consigo ajustes homogéneos, midiendo en tres o cuatro sitios, entre todas las guitarras que tenga una persona", explica.

Vuelve a reírse cuando se le pregunta sobre los conocimientos técnicos de los roqueros. "Con la iglesia hemos topado. Usan el instrumento pero tienen un desconocimiento generalizado en cuanto ajustarlo, incluso en el ámbito profesional. Parecido al que la mayoría de los conductores tiene de sus coches" y está seguro de que si los músicos de renombre "supieran en qué consiste ajustar un instrumento, dónde están los límites, descubrirían un gran campo para aumentar su potencial como músicos".

Del autodidactismo a la docencia

Hasta que Ovidio García descubrió lo que era ajustar y arreglar, experimentó con sus propios instrumentos y con los de sus colegas. "Por suerte toqué los tornillos que tenía que descubrir, y no rompí nada", recuerda. Poco después comenzó a buscar bibliografía y a tomárselo en serio. "En España no había nada. Aquí, lo de los 'luthiers' era algo como oscurantista, conocimientos de iban de boca a boca. Los mejores libros, de fuera. Lo más curioso es que hasta de guitarras española los mejores libros están en EEUU, Alemania, Japón…".

Aquella era "la época pre Internet". Pero ahora, aunque se puedan encontrar manuales sobre ajuste y reparación, Ovidio cree que las clases ayudan mucho. "El haber sido autodidacta y haber tenido que ordenar información, me permite dar clases", y su experiencia de de más de 14 años en la empresa de alquiler de instrumentos Call & Play (sigue trabajando con ellos de forma ocasional) le hace ser uno de los mejores de España. En su gira didáctica DocTour ya ha pasado por Madrid y pronto llegará a Barcelona, Gijón, Santander, Sevilla o Valencia. Sus alumnos, desde músicos aficionados a 'backlines' (asistentes de escenario) pasando por músicos de estudio.

Durante la conversación, es inevitable que salgan referencias a guitarras curtidas de la historia del rock. Aquellas de Jimi Hendrix o Van Halen. "Una cosa son los desconchones y el barniz gastado y otra los ajustes. Aquellas guitarras, en realidad, estaban muy, muy bien puestas", desvela.

Ovidio García no parece tomarse muy en serio y no le da más importancia de la que tiene a su actividad, diferenciándose del constructor de instrumentos, que diseña y clona instrumentos, aunque sea de forma artesanal. "A final, lo mío va más de arreglar marrones, como el señor Lobo de Pulp Fiction, como un McGiver de las guitarras y los bajos. A veces me llega cada cosa que ni te imaginas… son nuevos retos".