El sexo femenino, objeto de deseo pictórico

  • El pubis de una mujer en primer plano, "El origen del mundo", emblemático lienzo del artista francés Gustave Courbet, protagoniza una singular exposición sobre la representación del desnudo femenino a lo largo de la historia que acoge Ornans, ciudad natal del pintor situada al este de Francia.

Marta Rodríguez Martínez

París, 6 jun.- El pubis de una mujer en primer plano, "El origen del mundo", emblemático lienzo del artista francés Gustave Courbet, protagoniza una singular exposición sobre la representación del desnudo femenino a lo largo de la historia que acoge Ornans, ciudad natal del pintor situada al este de Francia.

"Ese oscuro objeto de deseos" es el título que el museo dedicado al creador en su localidad, en colaboración con el parisino Museo de Orsay, le han dado a una muestra que puede visitarse desde el 7 de junio hasta el 1 de septiembre.

"Una obra inclasificable y ambigua, tan fascinante como turbadora" es la presentación del Museo Courbet (1831-1879) de la pintura más célebre de un artista casi desconocido en vida e ignorado por el gran público hasta 1995, cuando el Museo de Orsay, conocido como el "museo de los impresionistas", llevó el célebre lienzo a sus salas de exposición.

Una mirada desde la visión del coleccionista, la erótica, la anatomía y la poética son las claves de lectura de la obra de Courbet que propone "Ese oscuro objeto de deseos", donde se reúnen, entorno a "El origen del mundo", 70 obras de reconocidos escultores y pintores de diferentes épocas, como Rodin, Dürer, Degas, Ingres o Louise Bourgeois.

Cerca de un siglo y medio después de su creación, el cuadro no ha perdido "nada de su fuerza subversiva y continua interrogando al espectador", asevera Claude Jeannerot, senador por el departamento de Doubs que vio nacer al artista.

"Más allá del alcance provocador de la obra y del malestar que puede a veces provocar, su riqueza y fuerza merecen ser subrayadas", añade en el catálogo explicativo de la exposición.

Por primera vez, "El origen del Mundo" encabeza una exposición, que invita a reflexionar sobre cómo el desnudo femenino ha apasionado a artistas de todas las épocas.

Además de una oportunidad para rendir homenaje a Courbet y al óleo que firmó en 1866, convertida en una de las pinturas más polémicas de la historia del arte, la exposición muestra diversos puntos de vista para constatar la peculiaridad de sus trazos, y su voluntad de romper con todo lo que se estaba haciendo en la segunda mitad del siglo XIX.

"Courbet transgredió los diferentes códigos del género hasta hacer surgir, a través del objeto de deseo, un magnífico y singular sujeto de pintura en el que el poder de fascinación permanece intacto", resume el presidente del Museo de Orsay, Guy Covegal.

El primer propietario del polémico lienzo fue un diplomático turco-egipcio llamado Khalil-Bey, un extravagante personaje que vivió en París alrededor de los años 1860 y que se dedicó a reunir una colección de arte dedicada a celebrar el cuerpo de la mujer.

Khalil-Bey se arruinó debido a las deudas acumuladas por su afición al juego y a partir de entonces el cuadro de Courbet cambió en varias ocasiones de propietario, hasta llegar al Museo de Orsay.

Durante mucho tiempo esta detallada imagen de la anatomía femenina se conoció solo a partir de las reproducciones de otros artistas, como René Magritte o André Masson.

El psicoanalista francés Jacques Lacan adquirió el lienzo en 1954 y decidió enseñarlo solo a unos pocos elegidos, como Marcel Duchamp, que contemplaron fascinados un trabajo tan artístico como científico en su precisión.

Para encontrar otra representación tan exacta de los genitales femeninos, antes de Courbet, hay que remontarse a la ilustración médica de finales del siglo XV, que tenía como objetivo desvelar los misterios ginecológicos de la época.

"El origen del mundo" tiene asimismo una vertiente lírica y mística que sitúa al sexo de la mujer en el punto donde los misterios de la naturaleza se confunden.

La penúltima en intentar arrojar luz sobre esa misteriosa cavidad corporal ha sido la artista luxemburguesa Deborah de Robertis, que esta misma semana se introdujo en el Museo de Orsay para posar frente al cuadro mostrando sus genitales en una "performance" que bautizó como "Miroir de l'Origine" (Espejo del origen).

"Si nos abstraemos del contexto, la 'performance' podría reducirse a una acto de exhibicionismo. Pero lo que he hecho no es un acto impulsivo. Está muy pensado. Mostrando mi sexo precisamente debajo de este cuadro, en esta sala, en este museo, es todo un lienzo el que se recrea", se explicó la artista tras posar con un vestido corto de lentejuelas doradas y sin ropa interior.

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