Emma Ozores y Santiago Urrialde, un matrimonio mal avenido en "Cambalache"

  • Madrid.- La empresaria y actriz Emma Ozores y el actor Santiago Urrialde forman un matrimonio muy mal avenido en "Cambalache", la obra de teatro que se estrena en el Teatro Arlequín de Madrid y en la que ambos, junto con Ferrán Botifoll, prometen "diversión" sin límites durante toda la representación.

Emma Ozores y Santiago Urrialde, un matrimonio mal avenido en "Cambalache"
Emma Ozores y Santiago Urrialde, un matrimonio mal avenido en "Cambalache"

Madrid.- La empresaria y actriz Emma Ozores y el actor Santiago Urrialde forman un matrimonio muy mal avenido en "Cambalache", la obra de teatro que se estrena en el Teatro Arlequín de Madrid y en la que ambos, junto con Ferrán Botifoll, prometen "diversión" sin límites durante toda la representación.

En la presentación de la obra en el Teatro Arlequín, dirigido por Emma Ozores, los actores han calificado "Cambalache" como "un vodevil de acción y suspense", cuyo eje vertebrador es la crítica social y política a la corrupción que todo lo contamina.

Escrita y dirigida por el productor y director cinematográfico Álvaro Sáenz de Heredia, "Cambalache" desenmascara a políticos corruptos, timadores de medio pelo y amantes insatisfechas, y se sitúa como exponente "de una sociedad en la que todo vale" y cualquier planteamiento es aceptable mientras haya dinero por medio", según ha explicado su director.

En la obra Emma Ozores encarna a "Sonia", una mujer insatisfecha y alocada; el humorista Santiago Urrialde representa al marido infiel y "cornudo"; y Ferran Botifoll al ladrón primerizo que se equivoca de vivienda.

Para la actriz, que inaugura nueva temporada de su teatro cuando se cumple un año y medio de la muerte de su padre, Antonio Ozores, es difícil encontrar "una comedia tan graciosa", en la que el espectador se ría "todo el tiempo".

Según Emma Ozores, "Cambalache" está escrita "con mucho talento, ingenio y sentido del humor", y el hecho de estar representada por actores "de toda la vida, que saben mucho del oficio" hace que la trama cobre cuerpo.

El humorista Santiago Urrialde ha ironizado sobre un papel recurrente en su carrera, "el de cornudo", y ha considerado que los políticos que asistan a la representación "tendrán que irse antes de que acabe" porque se verán reflejados, aunque ha coincidido con el resto de actores en que cualquiera puede volverse corrupto "cuando tiene dinero fácil al alcance de la mano".

Para Ferrán Botifoll, la obra no es tanto "una comedia social y política" como "un vodevil maravilloso ambientado en la actualidad" cuya crítica va dirigida al ser humano en general y a sus vicios.

Botifoll ha reconocido que después de una época en la que decidió volver a la provincia de Barcelona para montar un negocio, la crisis le obligó a cerrarlo y le ha empujado a volver al teatro, aunque asegura que está "feliz en todas partes" y que su única meta es jubilarse, dentro de unos años, en Cádiz.

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