Fandiño se lleva una tarde en la que David Mora fue también gran protagonista

  • El diestro Iván Fandiño, que cortó dos orejas, fue el triunfador del festejo celebrado hoy en Bilbao, en el que David Mora cuajó la faena más importante de la tarde que le valió también un apéndice.

Juan Miguel Núñez

Bilbao, 22 ago.- El diestro Iván Fandiño, que cortó dos orejas, fue el triunfador del festejo celebrado hoy en Bilbao, en el que David Mora cuajó la faena más importante de la tarde que le valió también un apéndice.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Jandilla, bien presentados, nobles y de buen juego. Aún con matices, corrida muy toreable.

Manuel Jesús "El Cid": estocada trasera y descabello (silencio); y tres pinchazos y estocada (ovación tras aviso).

Iván Fandiño: estocada (oreja); y estocada (oreja).

David Mora: casi entera (oreja); y estocada (ovación tras escasa petición)

En cuadrillas, José Ignacio Rodríguez "El Puchi" saludó en el tercero, invitando a compartir aplausos a su compañero Víctor Manuel Martínez.

La plaza tuvo algo más de media entrada en tarde de nubes altas y agradable temperatura.

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IMPORTANTE CORRIDA

Una buena corrida de toros. Hay que empezar por ahí. Los seis embistieron. Hubo nobleza y prontitud, desplazándose por abajo en la mayoría de los casos, y con temple en las embestidas. Si acaso le faltó empuje, lo que los modernos llaman "transmisión". Pero tal y como está la cabaña de bravo, no se puede pedir más.

Una corrida importante, teniendo en cuenta que es la plaza de Bilbao.

Al "Cid" vino a tocarle lo menos bueno del envío, sobre todo el toro que abrió plaza, con escasa voluntad de embestir, desplazándose al paso. Le costaba tomar el engaño y seguirlo. No obstante, también el torero anduvo algo conformista.

Mejor toro fue el cuarto, sobre todo por el pitón derecho, a pesar de no humillar del todo. Esta vez anduvo "El Cid" con más garra.

Entendió muy bien al de Jandilla, que al principio no descolgaba lo suficiente, pero al que en la tercera tanda al natural ya lo llevaba muy metido en el engaño. Pases cortos y muy hilvanados, dejándole la muleta en la cara. Toreo con desmayo, de mucha clase, aunque a menos también porque el toro terminaría apagándose.

"El Cid" se encontró muy a gusto, muy suficiente, y echando mano de recursos muy oportunos como el afarolado para sacarse el toro cuando se le quedaba encima. Un final por manoletinas muy a modo puso el ambiente definitivamente a favor para cortar la oreja, cuando se lió a pinchar de mala manera, quedando la cosa en una ovación.

Volvía Fandiño a Bilbao después de la tarde de seis toros para él solo en la miniferia del centenario, en junio. Entonces no tuvo suerte y de ahí que sea grande para él el reto de esta feria, en la que hará todavía un paseíllo más. Fandiño salió muy mentalizado a ganar.

Quieto y muy bien plantado en su primera faena, un toro en el límite de las fuerzas, pero al que supo darle el empuje que le faltaba a base de temple. Firme y con mucha estética en el toreo a derechas, aunque el animal aguantaba dos o a lo sumo tres muletazos seguidos.

Una vez afianzado el toro se fue apretando con él. Muy acomodado sobre todo en la tercera y cuarta serie donde hubo muletazos extraordinarios. La estocada, arriba. Y la oreja sin discusión.

El quinto, con menos chispa, obligó a perderle pasos entre pases. Rebrincadito y corto de embestida, también hacía hilo a la salida del muletazo. El mérito de Fandiño fue corregirle los defectos, incluso cuajarle, aún de uno en uno, muletazos de mucha expresión.

Mató otra vez pronto y bien, y con la tarde ya embalada en triunfo volvió a cortar una segunda oreja.

No se quedó atrás David Mora con una apuesta también muy decidida. Se vio venir desde el emocionante recibo a su primero, con dos largas cambiadas en el tercio, y una serie de lances con arrebato en los que intercaló verónicas a pies juntos y otras de compás abierto. Hubo además un quite por chicuelinas.

Después de una brillante intervención con "los palos" a cargo de "El Puchi", que ya hace dos días también se las gastó parecidas, Mora cuajó una faena de muleta de mucha disposición, de aplomo y seriedad, de sentimiento en la interpretación.

El toro se venía de lejos aunque un punto rebrincado, ahormándole por abajo con mando y torería. El trasteo, sobre la base de lo fundamental, resultó muy compacto. Suficiencia y valor, limpieza y estética en los muletazos. La profundidad en suma. Hubo absoluta unanimidad en la petición del trofeo que finalmente pasó.

Lástima que el toledano no redondeara en el sexto, quedándose en puertas de un triunfo grande después de una faena de muletazos largos y pausados, magníficamente hilvanados. Pero faltó la chispa que no tenía el toro, cada vez más cortito y punteando sobre todo por el pitón izquierdo.

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