El objetivo sobrehumano de Luis Laforga hace raro al Valladolid más cercano

  • Valladolid, 10 feb (EFE).- Media hora de verano y un objetivo fotográfico capaz de captar la perspectiva más escondida de los rincones históricos de Valladolid constituyen la materia prima usada por Luis Laforga en 54 instantáneas donde la luz y la oscuridad se dan la mano para hacer raro lo más familiar de la ciudad.

Valladolid, 10 feb (EFE).- Media hora de verano y un objetivo fotográfico capaz de captar la perspectiva más escondida de los rincones históricos de Valladolid constituyen la materia prima usada por Luis Laforga en 54 instantáneas donde la luz y la oscuridad se dan la mano para hacer raro lo más familiar de la ciudad.

Dos meses, julio y agosto de 2008, y la media hora crucial para la puesta de sol de la época estival, entre las 21,45 y las 22,15 horas, han logrado que esquinas, fachadas, calles, soportales y antiguos pasajes vallisoletanos converjan en una misma sensación de misterio inmortalizada en una muestra todavía inacabada.

La sala municipal de exposiciones del Teatro Calderón aloja desde hoy y hasta el próximo 8 de marzo la colección de fotografías, que se completará cuando el próximo verano Laforga inicie el periplo por los nuevos y más modernos escenarios de la ciudad, testigos de la evolución urbanística y social de los últimos años.

Según el fotógrafo, la capital vallisoletana se presenta un poco onírica e innatural, de forma que cuando la gente vea las fotografías perciba otra ciudad, con otro aspecto logrado por la convivencia de la luz natural y artificial.

Todas las imágenes se tomaron durante el crepúsculo del día con un objetivo super-angular que permite un ángulo de visión de 114 grados, un punto de vista diferente para los vallisoletanos y una forma idónea de acercamiento a la ciudad para los foráneos.

Para presentar la colección, que Laforga comenzó a elaborar sin plantearse y sólo para probar un nuevo objetivo fotográfico, el autor ha contado con la expresión literaria del escritor José Jiménez Lozano y del historiador Francisco Javier de la Plaza.

"Esos edificios y lugares no parecen ser los que todos los días vemos o llevamos en nuestra memoria, pero son los mismos. Simplemente están vistos con otros ojos, por los de un fotógrafo que ha visto más que nosotros", señala el Premio Cervantes.

Para Jiménez Lozano, Laforga ha vuelto la mirada al blanco y negro, al juego o a la lucha y escarceos, de la luz y la sombra, frente a las actuales estampas comidas y tornadas insignificantes por los colorines, una inflación de color que ha llegado a resultar por lo menos un riesgo "del no poder decir ni dar sentido".

De esta forma, la majestuosidad del Teatro Calderón se alía a un neoimpresionista río Pisuerga, a un lúgubre Palacio de Santa Cruz o a una calle Expósitos o plaza de los Ciegos en las que parece no haber pasado los años desde su origen y connivencia judía.

"No se trata en ningún sentido en estas estampas, de la manipulación del objeto fotografiado, lo que se ve en estas fotografías está en la realidad", agrega el escritor.

Por su parte, De la Plaza añade que "en esa ambigüedad del color-no color" se implica una intuitiva lectura presente-pasado, documento-poema, realidad-sueño, crónica-leyenda, índice-elegía, que se refuerza gracias a otros recursos.

Luis Laforga es fotógrafo de prensa desde 1985 y ha colaborado con diversos diarios locales y nacionales, así como con la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) y el ayuntamiento de la ciudad.

Rodrigo García Melero

Mostrar comentarios