Fráncfort recibe a Alexievich como icono de la resistencia desde la palabra

  • La Feria del Libro de Fráncfort recibió hoy a la Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, la bielorrusa Svetlana Alexievich, como icono de la resistencia contra el poder desde la palabra escrita.

Rodrigo Zuleta

Fráncfort (Alemania), 11 oct.- La Feria del Libro de Fráncfort recibió hoy a la Premio de la Paz de los Libreros Alemanes, la bielorrusa Svetlana Alexievich, como icono de la resistencia contra el poder desde la palabra escrita.

Aunque la obra de Alexievich, en la que se destacan sus reportajes literarios sobre Chernobil o sobre mujeres en la II Guerra Mundial, tiene que ver ante todo con la extinta Unión Soviética, ella destaca que sus libros apuntan también a la situación actual de su país, Bielorrusia, y de Rusia.

"Escribo desde hace cuarenta años y trato de reflexionar sobre lo que fue la utopía roja", dijo la escritora en su primera comparecencia en la Feria de Fráncfort, ciudad en la que el domingo recibirá el premio.

Uno de los frutos de esa utopía soviética fue lo que llama "el hombre rojo", que solo pudo surgir en los campos de prisioneros que hicieron que los rusos y los ciudadanos de las otras antiguas repúblicas soviéticas no aprendieran a vivir en libertad.

"Alguien que ha vivido cuarenta años en un campo de prisioneros no sabe vivir de otra forma y busca siempre algo parecido al campo", dijo Alexievich.

Así se explica, a su juicio, que no se cumpliesen las expectativas que en occidente despertó la Perestroika y que los ciudadanos sigan eligiendo a Vladimir Putin en Rusia y a Alexander Lukachenko en Bielorrusia.

Alexievich, cuyo nombre sonó entre los candidatos a recibir este año el premio Nobel de Literatura, recordó que los escritores rusos tienen una larga tradición de lucha contra el poder, desde Pushkin, que se enfrentó a los zares, hasta todos aquellos que se opusieron al régimen soviético.

Esa lucha es algo que no siempre es fácil pero más difícil todavía, según Alexievich, "es el conflicto con el propio pueblo".

"Si el pueblo estuviera contra Lukachenco y Putin, Lukachenko y Putin no existirían", dijo la escritora.

"Solo la gente joven está contra Lukachenko. Los mayores se han adaptado por miedo al capitalismo ruso, que ven como un capitalismo salvaje", explicó.

Alexievich cree que en su país no habrá una revolución a corto plazo y que para que haya un cambio habrá que esperar mucho tiempo, "tal vez hasta que surja una nueva generación que no quiera vivir como sus padres".

De momento, la escritora bielorrusa cree que un 70 por ciento de la gente estaría dispuesta a elegir a Stalin.

Mientras tanto, ella ejerce resistencia desde sus libros, casi todos ellos reportajes literarios que documentan una historia de dolor a través de un "collage" de voces de personas comunes y corrientes que vivieron la II Guerra Mundial, la catástrofe de Chernobil o la guerra de Afganistán.

Sus libros no son publicados en Bielorrusia, según señala porque las editoriales terminan cediendo siempre a las presiones del poder, pero sí en Rusia, y algunos libreros los distribuyen.

"Mis libros se editan en Rusia y algunos libreros valientes importan y los venden en Bielorrusa, por debajo de la mesa y sin hacer demasiados comentarios", dijo la escritora.

Ella misma también contribuye a la distribución, como resaltó al ser interrogada sobre lo que haría con el dinero del Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.

"Parte del dinero de todos los premios que recibo lo destino a comprar en Rusia ejemplares de mi libro sobre Chernobil para distribuirlos en las zonas donde Lukachenko quiere construir centrales atómicas", dijo.

"Chernobil es un tema tabú entre nosotros", agregó.

El resto del dinero lo usa para financiar los viajes que realiza para seguir produciendo libros, basados en testimonios de gente común y corriente con cuyas voces construye un "collage" que se convierte en una historia común.

Pese a sus conflictos con el poder, Alexievich no piensa en abandonar Bielorrusia.

"No voy a irme de Minsk. Para escribir necesito oír lo que se dice en la calle. Hay cosas que no se pueden escribir a partir del recuerdo ni búsquedas de internet", dijo.

Su meta es lograr que una historia de dolor y sufrimiento "se convierta al fin en un anhelo de libertad".

Alexievich recibirá el premio el domingo, en una ceremonia en la emblemática iglesia de San Pablo en Fráncfort que fue en el siglo XIX escenario del primer intento de convertir a Alemania en una república.

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