Gente Menuda, el suplemento infantil que marcó una época

    • El Museo ABC presenta una exposición en la que se muestran láminas originales del suplemento infantil.
    • Gente Menuda, considerada una de las mejores revistas infantiles de la historia, nos recuerda personajes como Celia, el conejo Roenueces o el mago Pirulo.

Imaginemos España a principios del siglo XX y un escenario, Madrid. Apenas medio millón de personas conviven en una ciudad que lucha por dejar de ser la 'villa del oso'. La capital sueña con ser moderna y cosmopolita como París, Londres o Nueva York. En un momento de transformación, el editor don Torcuato Luca de Tena, lanza una revolución: un suplemento para los más pequeños en un país donde la mayoría apenas sabe leer.Gente Menuda es, para muchos, el mejor suplemento infantil que ha existido en la historia del periodismo español.

Un simple dato nos sirve para afirmar que Gente Menuda era algo excepcional: el nivel de los escritores y artistas que consiguió reunir en sus páginas. Ahí está su magia. Escriben Carlos Luis de Cuenca, María Atocha Ossorio y Gallardo, María de Echarri, María de Perales y José A. Luengo, entre otros.

Asimismo dibujan creadores sobresalientes como Sancha, Xaudaró, Francisco López Rubio o Regidor, Atiza, Gascón, Cilla, Méndez Bringa, Espí, Medina Vera y Huertas. Aunque hay un nombre que se impone a todos ellos. Y no necesita apellidos. Es Celia, ese personaje entrañable que, en 1928, Elena Fortún dio a luz para sus páginas.Sin duda, el personaje más importante de la literatura infantil española.

Pero esa niña repipi, del recién estrenado barrio de Salamanca no estuvo sola. La acompañaban los personajes creados por Francisco López Rubio como el conejo Roenueces, el conde don Oppas, el profesor Bismuto o el mago Pirulo... Todos hicieron de 'Gente Menuda' su casa.

Un suplemento infantil que se adelantó a la época que le tocó vivir y cuyos originales custodia el Museo ABC y que, aunque resurgió como cabecera a finales del siglo XX, tuvo su reinado en las primeras décadas de ese siglo.Un breve recorrido

Gente Menuda nació como una sección de la revista Blanco y Negro en enero de 1904. En su décimo aniversario abandona los kioscos para volver en mayo de 1928. Reapareció en las páginas de Blanco y Negro, donde permaneció hasta 1932, cuando se convirtió en suplemento independiente y gratuito y se ganó la consideración de mejor suplemento infantil, gracias a su efervescencia cultural y a toda una generación de escritores y dibujantes que se hicieron eco de las aportaciones de las vanguardias.

EseGente Menuda contó con un alma literaria (Elena Fortún, que creó para él el personaje de Celia) y con un alma gráfica (Francisco López Rubio, de cuyo lápiz salieron personajes como el conejo Roenueces, don Oppas, el profesor Bismuto, el mago Pirulo o los pequeños Lita y Lito). En torno a ellos se congregaron escritores (José Santugini, Antoniorrobles, Manuel Abril o Magda Donato, entre otros) y dibujantes (Masberger, Ramírez, Tauler, Tono, Viera Sparza, K-Hito, Barbero, Salvador Bartolozzi, Piti Bartolozzi, Alonso, A.T.C., Hidalgo de Caviedes, Climent, Serny, Mihura, u Hortelano, por citar solo algunos).

El último número de esta primera etapa (la más brillante) de aquel gran suplemento, salió a la calle unas horas después del levantamiento militar que daría comienzo a la guerra civil.López Rubio, el maestro de la línea clara

Paralelamente el Museo ABC rinde homenaje a uno de los padres del suplemento Gente Menuda , Francisco López Rubio (Motril 1895 - Madrid 1965). Este gran ilustrador ha desaparecido de nuestra memoria pese a ser, durante los años veinte y treinta del siglo pasado, uno de nuestros dibujantes más populares.

Fue popular él, como lo fueron sus creaciones (el conejo Roenueces, don Oppas, el mago Pirulo, el profesor Bismuto y los pequeños Lita y Lito). En 1920, por primera vez en la historia, un caricaturista conseguía una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

López Rubio trabajó siempre bajo la fórmula del 'menos es más' con tendencia a eliminar lo supérfluo de los dibujos, lo que le llevaba a conseguir la mayor de las transparencias. Un criterio conocido como 'línea clara', del que llegó a ser uno de los principales exponentes.

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