Gustav Mahler vuelve a nacer

  • Mahler medía uno sesenta, le gustaba tomarse una cerveza por la noche en verano, era un lector feroz, vegetariano, sufría ataques de pánico que le dejaban "casi sin poder respirar" y era como tantos músicos una mezcla de melancolía y creatividad. El mundo le homenajea por el aniversario de los 100 años de su muerte.
Imagen de Gustav Mahler - Getty Images
Imagen de Gustav Mahler - Getty Images
lainformacion.com
Ylenia Álvarez

Contradicción, melancolía, creatividad, pasión y dolor, exageración, carisma. Todo eso eraGustav Mahler(1860-1911), que justo cuando se cumplen 100 años de su muerte (este miércoles 18) está más vivo que nunca. Después de desbancar a Beethoven como el músico más interpretado en los auditorios, el mundo le homenajea con conciertos y festivales.

Sin embargo, Mahler lleva resurgiendo desde hace más de 50 años bajo la fama de 'compositor de los conflictos y contradicciones', por su ironía o por su sensibilidad para pasar del drama a la comedia. O quién sabe por qué. Lo mismo se ha preguntado el crítico británico Norman Lebrecht en su ensayo '¿Por qué Mahler?'

Las tres oleadas Mahler

Lebrecht certifica el renacer del compositor checo en tres oleadas. La primera en los años 1959-1960 con los ciclos por el centenario de su nacimiento que le dedicó la BBC, apoyado por las grabaciones de Berstein  y la utilización del 'Adagietto' de su Quinta Sinfonía en la película'Muerte en Venecia' en 1971. Sin duda, supuso un antes y un después.

La segunda oleada se produjo en la década de los 80 con el sonido mejorado del CD y la tercera llegó impulsada por internet. Además se convirtió en un autor muy utilizado en el cine y la prueba está en que entre 1990 y 2010 Mahler aparece en más de 20 bandas sonoras.

Tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, muchas orquestas y emisoras de radio de EEUU cambiaron su programación por música de Mahler. La Segunda, la Quinta y la Novena Sinfonías de Mahler eran la música de lamentación del momento.

La sintonía entre el sentimiento del pueblo americano y la música de Mahler queda plasmada, entre otras cosas, en esta frase de un maestro de Primaria: "Sólo la música, particularmente la de Mahler, me proporciona un sentido de la relación humana tan profundo que me permite soportar lo insoportable".


En un lugar de Bohemia

Mahler nació en el seno de una familia judía el 7 de julio de 1860 en Kaliste, Bohemia, actual República Checa, pero pronto se mudó a Iglau, una región germanoparlante en pleno territorio de habla checa hasta 1946.

Sobre su origen llegó a decir que ser judío "es como nacer con un brazo corto y tener que nadar el doble de rápido". Además se declaró "tres veces apátrida, como bohemio en Austria, como austriaco entre los alemanes y como judío en todo el mundo -siempre un intruso, nunca bienvenido-".

El relato de su infancia conmueve y golpea el corazón: vio salir los cinco ataúdes de sus hermanos por la parte de detrás de la taberna familiar mientras que la fiesta continuaba por la principal. Más tarde todo quedaría reflejado en su composición de un funeral para un niño y en su Primera Sinfonía, donde incluiría una giga de borrachos.

La historia de cómo el pequeño Mahler se inicia en la música está llena de ternura. Un día el niño desaparece en casa de sus abuelos en Ledec y finalmente lo encuentran en el ático de la casa, de puntillas, con los dedos sobre el teclado de un viejo piano. Después su abuelo le pregunta si le gustaría tenerlo y se lo envía a Iglau en un carro de buey.

El músico

Mahler medía uno sesenta, le gustaba tomarse una cerveza por la noche en verano, era un lector feroz, vegetariano, sufría ataques de pánico que le dejaban "casi sin poder respirar" y era como tantos músicos una mezcla de melancolía y creatividad.

"Con toda la fuerza de mi desesperación -escribió muy joven-, me aferro a la tristeza, mi único consuelo". Mahler en lugar de evitar el dolor, (como también observa y cuenta Lebrecht) lo busca para utilizarlo como una obsesión creativa.

Las contradicciones son innatas en el compositor. La contraposición de sentimientos y sensaciones forman un perfecto tándem. De aquí que el propio Leonard Bernstein dijese que "cuando una cualidad es perceptible y definible en la música de Mahler, la cualidad diametralmente opuestas también lo es". Una buena prueba de ello es el 'Adagietto' de la Quinta Sinfonía, que se toca en funerales, pero que fue escrito como una carta de amor.

Sólo frente a Mahler, así se encuentra el melómano, oyente o musicólogo cuando escucha su música porque el compositor utiliza la masificación orquestal para liberar el inconsciente individual. "Aunque estemos en una sala con tres mil personas, siempre estamos solos cuando escuchamos a Mahler", señala Lebrecht.


'I've had mahlered'

Apadrinado por Anton Bruckner, apasionado de Wagner y  por el que lloró amargamente en su muerte, según su esposa Alma -con la que se casó casi a los 40 años (y que ha escrito su biografía en 'Recuerdos de Gustav Mahler')-, muchas de sus mejores ideas le venían por la mañana sentado en el retrete del baño mirando fijamente las laderas. Y de hecho, hay esbozos de su Novena Sinfonía en trozos de papel higiénico.

La cuarta oleada mahleriana ya está aquí. Volverán las camisetas que tiempo atrás se hicieron famosas con el mensaje 'I've had mahlered' ('He sido mahlereado'). El gran director Claudio Abbado contribuirá a ello con un concierto homenaje por el aniversario con la Filarmónica de Berlín, y en Leipzig, la ciudad de Bach y Mendelssohn, suena ya su sinfonía inacabada en un festival homenaje.

Mostrar comentarios