Homenaje folclórico a la inmigración española en "Las chicas de la 6ª planta"

  • Marta Garde.

Marta Garde.

París, 7 jun.- La realidad paralela de las españolas que llegaron en los años sesenta a París en busca de un futuro mejor sale de las minúsculas habitaciones que ocupaban en los pisos burgueses de la capital para adquirir protagonismo en "Las chicas de la 6ª planta", película coral que se estrena mañana en España.

Basta poner a Carmen Maura y a Natalia Verbeke en dos de los papeles principales para comprender la fuerza que hace adentrarse al patrón de la última de ellas en la ficción, Fabrice Luchini, en un mundo a años luz de sus códigos sociales.

El descubrimiento de un universo del que le separaban apenas unos escalones y la interacción que le lleva tanto a conocer a esas mujeres como a sí mismo sirven de telón de fondo a un homenaje que el director, Philippe LeGuay, realiza bajo un prisma francés a esas mujeres que vieron en Francia la única salida posible a sus aspiraciones.

"Tenía sobre todo el deseo de crear un grupo de seis españolas y de afinar el estereotipo haciendo que cada personaje fuera diferente, con distinta trayectoria y personalidad", indica en entrevista con Efe Le Guay, que revelan que para él "los españoles cantan todo el rato" y que la película podría haber sido una comedia musical.

La ligereza buscada expresamente para hilar la historia deja pese a todo intuir la dureza que ha dejado atrás toda esa pintoresca comunidad de inmigrantes, en la que no faltan la ferviente católica y la no menos ferviente republicana, la que pretende dejarlo todo atrás y la que es consciente de que su casa está al otro lado de la frontera.

El filme, que para disfrutarlo del todo debe ser visto en versión original, permite ver cómo el protagonista abandona poco a poco ese mundo donde según el director "el dinero protege de las brutalidades de la vida" y se deja seducir por uno en el que la falta de abundancia se suple con ganas de salir adelante.

"Es un homenaje a esa gente que se hace a sí misma y a la manera en que se integra; cuenta con una especie de solidaridad en la miseria y guarda su energía pese a la dificultad", añade Sandrine Kiberlain, la burguesa a la que de manera indirecta esas seis mujeres también acaban por abrirle los ojos.

El rodaje, con equipos de uno y otro país, resultó, según LeGuay, un "caos enriquecedor" en el que las barreras lingüísticas y la mezcla de idiomas que se refleja en la pantalla quedaba también patente en la vida real.

"Ensayábamos con él pero cambiábamos algunas cosas. Tenía confianza en nosotras y nos dio mucha libertad", reconoce Maura, cuyo interpretación de Concepción le valió un premio César a la mejor actriz de reparto, tras casi 20 años haciéndose un hueco en el cine francés.

"He empezado a notar que me tratan realmente bien hace un par de años no más", añade quien fuera protagonista de ¡Ay, Carmela!, de Carlos Saura; o "Mujeres al borde de un ataque de nervios", de Pedro Almodóvar, y que como residente por temporadas en París constata que todavía hay gente que ve a las españolas "como porteras y chachas".

Lo dice ella y lo corrobora también Sandrine Kiberlain al no quitarle a París su merecida fama de ciudad poco acogedora, en la que la comunidad española, todavía existente, acabó ejerciendo de núcleo vertebral y balón de oxígeno en la vida de esas españolas.

Costó encontrar productor y posterior distribuidor en España, pero la película llega tras haber sido una de las más taquilleras del año pasado en Francia y con la intención de repetir resultado en el país que le ha servido de inspiración.

"Cualquier película que venda entradas, aunque hayas sufrido haciéndola, que no es el caso, es una experiencia cojonuda. Así que espero -concluye Maura- que sea bien acogida".

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