Hoy la luna es accesible

  • 'En la luna', una pieza teatral escrita y dirigida por Alfredo Sanzol, mira a los complicados años de la transición desde una perspectiva muy especial: la luna. Hoy esta obra se representará una vez más en el Teatro de La Abadía de Madrid pero con una importante diferencia: será accesible tanto para espectadores con discapacidad auditiva como para espectadores con discapacidad visual.
En la luna
En la luna
lainformacion.com
Alessia Cisternino
Alessia Cisternino

La muerte de Franco, la transición, el golpe de estado, la guerra civil, los cuentos eróticos de Interviú, la Ley de Memoria Histórica, las risas, las heridas. A veces para hablar del pasado y más aún de un pasado reciente y complejo hace falta tomar un poco de distancia. Irse lejos. Literalmente o metafóricamente.

En En la luna, pieza teatral que escribe y dirige, Alfredo Sanzol hace ambas cosas: a través de quince escenas en las que los seis actores cambian de papel una y otra vez mira a los años de la transición desde una perspectiva muy especial: la luna.

La luna está cerca

Estrenada el pasado mes de noviembre en el Teatro de La Abadía de Madrid, En la luna es un carrusel de recuerdos con los que el público ríe y se conmueve a la vez, recuerdos compartidos en los que cada uno puede encontrar algo de sí. Esta noche, En la luna se representará una vez más pero con una importante diferencia: será accesible tanto para espectadores con discapacidad auditiva como para espectadores con discapacidad visual.

Desde una mesa con pantalla habilitada detrás del escenario, una locutora seguirá en directo la obra y transmitirá toda la información visual que se concentra entre los diálogos. Esta información llegará a los espectadores a través de aparatos inalámbricos y un auricular. Simultáneamente, mediante un proyector ubicado en una cabina técnica, se lanzará el subtitulado: los subtítulos aparecerán en la parte superior del escenario con un color diferente para cada actor y también contendrán toda la información sonora y tonal.

Traducir el teatro

Como explica Guillermo Hermida, Jefe del Departamento de Autonomía Personal y Accesibilidad de la ONCE, la ONCE lleva desde el 1993 buscando el apoyo de los teatros para que las obras que se representan sean cada vez más accesibles para personas con discapacidad visual. Actualmente alrededor de veinticinco representaciones al año en todo el territorio nacional pueden contar con un sistema de audiodescripción.

El Teatro de La Abadía lleva diez años colaborando con la ONCE, pero en esta ocasión ha ampliado la colaboración también al Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción (CESyA), que junto con la Universidad Carlos III de Madrid ha desarrollado una herramienta que se llama UC3M Titling y que incorpora tres funciones: el subtitulado, la audiodescripción y opcionalmente la lengua de signos.

"En el caso del subtitulado lo más difícil es transmitir toda la información sonora y tonal" explica Mercedes de Castro de CESyA "y sin la cual, al espectador puede resultar difícil entender el contexto: es lo que pasa cuando no oye el ruido de un disparo o no percibe un tono irónico o iracundo. Lo más difícil de la audiodescripción es comprimir un montón de información visual contenida en los huecos de los diálogos. En el teatro puede haber más huecos, menos huecos, en En la luna en concreto hay muy pocos huecos en el diálogo".

Romper el círculo

Tanto la audiodescripción como los subtítulos se pueden emitir en abierto o en cerrado. En el caso de los dispositivos inalámbricos, afirma Hermida, la mayoría de las veces los espectadores no se dan cuenta de que a su lado hay alguien con un auricular, mientras como explica Mercedes de Castro la herramienta UC3M Titling tiene ya incorporada en el prototipo una función que permite visualizar los subtítulos en una tableta. De esta forma los subtítulos serían visibles sólo para las personas con discapacidad auditiva.

El dinero, el desconocimiento, la carencia de estructuras adecuadas – como por ejemplo un lugar insonorizado desde el que se pueda locutar – son algunos de los obstáculos que hacen que el número de las funciones teatrales accesibles para todos los públicos sea todavía limitado.

"La herramienta en sí es de bajo coste" implica Mercedes de Castro "pero luego hace falta una persona que adapte los contenidos y que esté en la función". "Las personas con discapacidad visual y auditiva no van a teatro porque no hay obras de teatro accesibles y entonces, como no hay demanda, tampoco hay mucha inquietud por parte de los teatros para proporcionar el servicio. Estamos en ese punto de romper la cosas. Creo que es más una cuestión de hasta ahora no se ha hecho y para arrancar hay que dar un empuje, porque luego el coste no es disuasorio, al contrario".

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