Ibarrola confiesa que permanece en la lucha, trabajando y creando sin parar

  • Aurelio Martín.

Aurelio Martín.

Segovia, 22 sep.- A sus 83 años, el pintor y escultor Agustín Ibarrola confiesa que no para en todo el día y que "permanece en la lucha, trabajando, creando" con todo tipo de materiales, como un "todoterreno", permanentemente atento a los conceptos más avanzados del arte.

Este vizcaíno de Basauri, autor del Bosque de Oma, explica en una entrevista con Efe que desde que comenzó a pintar a los 11 años, en las rocas del caserío donde trabajaba, ha vivido con toda intensidad la vida de su entorno, pero también le ha preocupado lo que ocurría en el mundo.

De ahí que su primera conclusión es que no le gusta que le encasillen en la "escuela vasca" o en otros grupos después de haber pasado por París y conocer que las vanguardias habían descubierto que la creación nace de una manera más democrática, del ser humano y su relación con la naturaleza, desde hace miles de años.

Mientras ultima el montaje de una exposición con motivo del Hay Festival de Segovia, en una huerta a la ribera del río Eresma, a los pies del casco histórico, en plena naturaleza, insiste en que "las vanguardias recuperaron la dimensión humana de la creación".

El artista se enmarca en todo un proceso de transiciones, desde los primeros racionalistas que empiezan a establece relaciones geométricas de espacio en su obra, tanto de arquitectura, como de pintura, escultura o diseño, que abrieron un mundo nuevo para la historia del arte y la creatividad.

Cita al "Equipo 57", creado en París con los escultores Jorge Oteiza y Luis Aguilera; los pintores Ángel Duarte, José Duarte y Juan Serrano y el arquitecto Juan Serrano, un grupo al que concibe como "el racionalista más importante de España desde 1957".

Quien fue comparado con el papel de Goya en "Los desastres de la guerra", matiza: "En nuestro tiempo no vale la divisoria entre arte figurativo o abstracto, son academicismos que sirven para el comercio, pero no para crear en profundidad y establecer un compromiso con tu medio social, tu país y el mundo entero".

Ibarrola entendió que las traviesas del ferrocarril, que ahora emplea en su obra, eran un elemento de cohesión entre los pueblos, cuando en los años cincuenta del siglo pasado viajó junto a otro pintor y el poeta Blas de Otero, para establecer nuevas relaciones con culturas del interior.

Explica que ese viaje le hizo contemplar las traviesas que sirvieron de base para el ferrocarril que, a su vez, empezó el inicio de la vertebración de España, pero lamenta que esa cohesión no se haya hecho "de forma seria, entera".

Sufrió la cárcel durante la dictadura franquista, en el intento de buscar la salida hacia la libertad y a un mundo de convivencia cívica con todos los demás, y sigue sin perder la esperanza en que aún se produzcan "cambios en profundidad".

Ibarrola habla con pasión de cuando pinta en el bosque, de sus sonidos en plena noche y al amanecer y de "la capacidad de intimidad que produce, allí uno se confiesa de sus querencias, de sus cabreos, de todo eso, el silencio y los ruidos del bosque es el mejor confesionario del mundo", aclara.

Y la conversación es más gráfica cuando habla del efecto de las "nieblas que suben de los riachuelos, penetrando entre las pinturas que hago en el bosque y se mezclan y circulan como una nube, hay más bien como un sonido lejanamente eléctrico, y si amanece y hay sol detrás se convierten en algo muy luminoso...".

En el plano político, quien tuvo que padecer en su obra numerosos atentados, observa con agrado el fin de la violencia de ETA, lo que le afecta porque dice que la gente le saluda y antes no se atrevía a hacerlo, para advertir que en Cataluña "están emborrachados de nacionalismo, pueden salir de España pero no entrar en Europa".

Partidario de que el sistema político abandone el bipartidismo, Ibarrola reconoce su afinidad con Rosa Díez, líder de UPyD, desde que, en sus tiempos de consejera de Comercio y Turismo del Gobierno vasco, promocionara el Bosque de Oma como imagen de Euskadi, en un momento de escalada terrorista.

El espacio es visitado hoy por miles de personas, cuando se encuentra en plena restauración, y el autor de las pinturas sobre los árboles se sigue preguntando si las autoridades nacionalistas no concebían que el bosque "es como una industria que crea riqueza para el país".

El artista se ha sentido "mal tratado" en su casa, en el País Vasco, y concluye que "la escuela vasca está viciada por un político muy mediocre que es Sabino Arana Goiri, que creó una especie de religión de la política y de hombre cerrado sobre sí mismo, basado en las cosas más primitivas porque entendía que se hablaba una lengua única en el mundo".

Y no, concluye Ibarrola, "las lenguas no son de sangre pura, como pretendía Sabino, la contaminación es grave", de hecho recuerda que el nombre de Oma, que significa mujer, viene de los romanos.- EFE

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