Imponente y variada corrida de Partido de Resina en Las Ventas

  • La ganadería de Partido de Resina, de encaste "Pablo Romero", puso el interés en la corrida de hoy en Las Ventas por la imponente presentación de sus toros, entre los que sobresalieron por juego primero y quinto, con los que José María Lázaro y Pérez Mota anduvieron más que dignos.

Javier López

Madrid, 21 sep.- La ganadería de Partido de Resina, de encaste "Pablo Romero", puso el interés en la corrida de hoy en Las Ventas por la imponente presentación de sus toros, entre los que sobresalieron por juego primero y quinto, con los que José María Lázaro y Pérez Mota anduvieron más que dignos.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Partido de Resina, de precisa e imponente lámina, serios, con cuajo y muy bien armados, y de juego variado. Noble pero con poquito fuelle y a menos, el primero; complicados por orientados, segundo y cuarto; rajado y remiso, el tercero; encastado y bueno, el quinto; y parado y bruto, el sexto.

José María Lázaro: estocada y dos descabellos (palmas tras aviso); y dos pinchazos y estocada caída (silencio).

Pérez Mota: casi entera (silencio); y estocada caída (ovación).

Rubén Pinar: dos pinchazos y estocada baja (silencio); y pinchazo, media tendida y atravesada, y dos descabellos (silencio).

En cuadrillas, templada y eficaz brega de Alberto Martínez al tercero, y destacado tercio de varas de Francisco Vallejo en el quinto.

La plaza tuvo algo más de un cuarto de entrada en tarde nublada y con amenaza de lluvia, que finalmente no cayó.

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EL TORO DEL GUSTO DE MADRID

Había interés por ver a los "pablorromeros" de Partido de Resina tras cuatro años de ausencia en Madrid. Y, a decir verdad, excepto el noble primero y el encastado quinto, los otros cuatro apenas pasaron de su seria y preciosa fachada.

Una corrida con interés por su estampa y también por las exigencias que planteó, y algo muy importante, ninguno se cayó, cuando precisamente el san benito que arrastraba de años atrás esta ganadería fue la notoria invalidez. En definitiva, el toro que gusta en Madrid, aunque se echó en falta más colaboración de los astados.

Lázaro se jugó el tipo en el saludo a portagayola a su primero, que resolvió tirándose cuerpo a tierra ante la frenada del animal, que después derribó en el primer encuentro con el caballo y acudió de largo en el segundo. En banderillas esperó y fue noble en la muleta, aunque iba con el freno de mano echado, quedándose corto y a menos.

El madrileño, que hacía su primer paseíllo en dos años, anduvo suficiente con él, toreándolo con relajo al principio y, en ocasiones, alargando las embestidas para ligarle los muletazos por el derecho. Faena solvente de Lázaro aunque no acabara de "romper".

El cuarto fue un "pájaro", como se dice la jerga, un astado incierto en los dos primeros tercios y con mal estilo en la franela, defendiéndose a base de arreones y cabezazos, orientándose además a media que transcurría su lidia, imposible para que Lázaro pudiera pegarle dos muletazos en condiciones.

El primero de Pérez Mota manseó en los primeros tercios, huyendo de capotes y caballos, y "acostándose" en banderillas, un avance de lo que vendría después en la muleta, donde desarrolló sentido, y menos mal que no andaba sobrado de fuerzas. El gaditano anduvo con ganas pero sin poder resolver.

El quinto tuvo transmisión en sus prontas y humilladas embestidas. Mejor por el lado derecho, ya que por el izquierdo tendía a "meterse" un pelín. Mota anduvo aquí un tanto intermitente, alternando algún que otro muletazo de buen trazo, sobre todo los remates de pecho, con otros pasajes más deslavazados, aunque el conjunto fue digno dadas las escasas oportunidades que tiene.

Pinar tuvo en primer lugar un toro que se desentendió constantemente tanto en la pelea en varas como en los engaños. El de Tobarra trató de sujetarlo en los medios obligándole lo justo, sin embargo, el toro buscaba las tablas ya en el segundo muletazo, y así fue imposible estructurar faena por mucho que lo intentó Pinar, que, no obstante, dejó algún apunte aislado de buen corte.

El sexto se llevó la palma en cuanto a presentación, con dos "velas" imponentes, muy aplaudido de salida, sin embargo, no se prestó al lucimiento. Parado y brutote (el toro), Pinar quiso mucho para la escasa respuesta del animal.

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