Íñigo Munster: un arqueólogo en el paraíso de la música latinoamérica

  • Íñigo Pastor no tiene pinta de explorador al uso, ni aire de Indiana Jones, pero al frente de su discográfica independiente, Munster Records, lleva más de 25 años salvando del olvido auténticas joyas del universo, con especial dedicación a los sonidos latinoamericanos.

Juan Carlos Gomi

Madrid, 10 oct.- Íñigo Pastor no tiene pinta de explorador al uso, ni aire de Indiana Jones, pero al frente de su discográfica independiente, Munster Records, lleva más de 25 años salvando del olvido auténticas joyas del universo, con especial dedicación a los sonidos latinoamericanos.

El botín es muy variado. Desde canciones pop del Irán previo a los ayatolas a ritmos go-go de los Yetis de Colombia, o desde la rumba catalana del Pescaílla en su "Tiritando" a la cumbia beat del Perú de los sesenta, nada frena su labor de recuperación y exhumación musical.

Eso sí, para no perderse en este viaje hay que seguir el mapa del tesoro, cuyo punto de partida está en Bilbao, norte de España. Con 15 años, Íñigo Pastor inició su andadura con la publicación de un fanzine -revista casera- de rock que es ya referencia histórica, "La herencia de los Munsters".

"El fanzine derivó en actividad discográfica. La idea surge en mi casa, con mi hermano, escuchando discos y escribiéndote con gente de Francia, Alemania...; te intercambiabas información y cintas de casete. Esa idea inicial, casi artesanal, se sigue manteniendo ahora", aclara Íñigo desde su despacho madrileño, lleno de carteles punks, montañas de discos en el suelo y algún que otro objeto de la cultura pop desperdigado.

En este sello primigenio se promociona, principalmente, la música rock, el garaje punk, hardcore y otras sonoridades afiladas.

Su labor evangelizadora no tiene límites: igual lanzan novedades como "Pesadilla Adulta" de Juanita y los Feos, reeditan a los venezolanos Impala o agotan una edición de 10.000 sencillos en vinilo que recoge las primeras obras de los inclasificables y adorables The Cramps.

Estas investigaciones arqueológicas tienen puntos culminantes, como el rescate del olvido de Los Saicos, banda peruana proto-punk de los sesenta que ha alcanzado reconocimiento internacional.

"Los Saicos hicieron algo de una manera que nadie había hecho antes, los recuperamos y, aunque cantasen en castellano, todo el mundo lo ha asimilado y ahora es un clásico de la historia del rock", añade orgulloso.

Íñigo quiere poner América Latina de vuelta en la escena poprock. internacional: "La música de allí es inagotable. En términos de rock de los sesenta -beat, garaje, psicodelia-, un país como Perú daba 100.000 vueltas a España, tanto en producción como, en muchos casos, calidad. Allí había mucha edición local y estamos explorando esos catálogos".

La riqueza musical del continente americano animó a Íñigo Munster a crear otro sello "Vampisoul" que ahora cumple diez años, donde publica música "que no entra en el circuito roquero" y que, en algunos casos, roza la investigación antropológica.

Este espíritu, que se organiza en recopilaciones y reediciones, permite descubrir artistas olvidados de los cincuenta, sesenta y setenta que practican salsa de Puerto Rico (Moncho Leña), boogalloo tropical (Lucho Macedo), latinsoul (el renacido Joe Bataan), afrobeat colombiano, candombe y muchas más etiquetas para glotones musicales sin prejuicios y oídos ansiosos de nuevos placeres.

Con ediciones cuidadas que van de 1.000 a 3.000 ejemplares, Vampisoul encuentra su mercado natural fuera de España, pero no se olvida del legado peninsular: ya va por la tercera entrega la compilación "Sensacional Soul", dobles CDs que rescatan a artistas que protagonizaron la fiebre del soul hispano de 1966 a 1976.

Igual sucede que, a la manera de la marca británica Ace Records, el sello se permite el lujo de lanzar recopilatorios de cantantes femeninas españolas de los sesenta con Margarita Sierra, Encarnita Polo y Marisa Medina, entre sus banderas.

Y en esta tarea de diversificar, "clave para la supervivencia", la última etapa del viaje nos lleva a Vinilisssimo -sí, con tres eses-, un sello dedicado a reproducciones fieles de "discos básicos" en vinilo.

"Son discos que todo el mundo debería tener en casa. Empezamos con el pop español de los sesenta -Los Brincos, Los Bravos, Los Canarios-, seguimos haciendo álbumes internacionales -Syd Barret, Buzzcocks- y llegamos a Latinoamérica -La Barra de Chocolate, Los Mokers o Traffic Sound-", destaca Íñigo mientras se pasea por una envidiable habitación llena de vinilos.

Tanta diversidad confirma una pasión evidente por la música: "Todos los que estamos en este proyecto somos de tienda de discos". También sugiere una manera artesanal de hacer las cosas que requiere de paciencia y de activistas para rebuscar en catálogos perdidos y ubicar el arca de la Alianza.

Munster ya ha lanzado más de 600 títulos diferentes en su larga vida y, sin apoyos institucionales, trata de ser rentable recuperando un rico y olvidado patrimonio sonoro y disparando propuestas originales.

"Creo que estamos trabajando con algo fundamental para el ser humano como es la música. Por ejemplo, es importante la industria del pan, todo el mundo come pan todos los días; pienso que, con la música, pasa un poco lo mismo", concluye Íñigo antes de enfrascarse en otra aventura en ese proceloso océano musical que es nuestra memoria.

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