Israel Galván vuelve a España con "Torobaka", seguro de que venció en el Real

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 26 jun.- A finales de 2012, el bailaor y coreógrafo Israel Galván armó el taco en el Real con su espectáculo sobre el genocidio gitano a manos de los nazis, que dividió al público como si aquello fueran Las Ventas. Ahora vuelve a España para estrenar "Torobaka" con la seguridad de que aquella noche "venció"él.

"En el momento en el que vi la reacción del público me dije 'he provocado una reacción; he ganado'", ha explicado en una entrevista con Efe tras presentar junto al bailarín británico de origen bangladesí Akram Khan "Torobaka", que estrenarán mañana en Teatros del Canal y con el que se clausura el Festival de Otoño a Primavera.

Galván (Sevilla, 1973) asegura que a pesar de que aquella noche tuvo que escuchar en medio del espectáculo que el Real "le venía muy grande" o que era "una tomadura de pelo", él estaba muy tranquilo porque lo que le importaba era que a Gerard Mortier, el fallecido intendente del coliseo, "le gustara" y que eso lo consiguió.

"Me he dado cuenta de que la obra es muy importante para algunas personas al salir de gira con ella por Alemania o por Francia. El público veía lo que habían pasado sus abuelos con los nazis y eso que, con todo, no es una obra de sufrir sino de salir feliz, con el cuerpo de flores", añade.

Es posible que ahora se encuentren otra "intransigencia" en la India con "Torobaka", porque es una exploración en un tipo de danza, el kathak, destinada a los dioses, pero asegura que está preparado "para todo" y si "la cosa se radicaliza" quizá eso le haga bailar "aún con más fuerza".

La idea de que Galván y Khan (Londres, 1974) se unieran fue del director del Mercat de las Flors, donde estarán este verano con el espectáculo, que solo se ha visto, a comienzos de este mes, en Grenoble (Francia).

"El primer día salimos muy nerviosos pero la gente nos dijo que había sentido que abríamos nuevas puertas. Los dos estábamos muy decepcionados por haber pasado tantos nervios y que el cuerpo se descontrolara, pero parece que eso le gustó al público", se ríe.

Cuando Galván vio el primer vídeo de Khan bailando kathak le recordó "muchísimo" a su maestro, Mario Maya, y a Vicente Escudero, pero aprenderlo ha sido como iniciarse "en el inglés, en otra manera rítmica diferente", ha explicado en la rueda de prensa mientras se interrumpía para bromear con la intérprete de Khan y preguntarle cómo iba a traducir su "que, que, que", es decir, su tartamudeo.

La primera vez que se metió en un estudio llegó "muy competitivo", en modo flamenco, es decir, "dispuesto a matar antes de que te maten" y con él ha aprendido que bailar "es un regalo".

"Ha sido un maestro y un compañero. Soy muy feliz bailando con él. Al principio le vi como un contrincante y el primer día dije 'le voy a reventar bailando' y cuando le vi me di cuenta de que era imposible".

Khan ha reconocido que él estaba "muy nervioso y ansioso" ante su primer encuentro, convencido de que "aquello" no iba a funcionar" porque no hablaban el mismo lenguaje artístico.

"Para ser sincero no se definir muy bien lo que hace Israel. Parece flamenco pero no lo es, es arte puro. Me di cuenta al verle de que era el primer artista que podía hacer kathak y que podía llegar más lejos que nadie con el movimiento. He aprendido mucho trabajando con él", ha alabado Khan.

Para el británico, Galván es "un nureyev colocado con la mente de David Lynch". Todo en él, precisa, es "hermoso y estético" y con su "martillo" de demoler "saca la belleza de la fealdad".

Galván no se ha quedado corto al devolverle los piropos: "No había estado nunca con una persona que baile tan bien y eso me hace crecer, me veo reflejado en él. Quiero igualar lo que hace, es como bailar conmigo mismo, como si me mirara en un espejo".

"Torobaka", una "babel" de muchos lenguajes en los que se puede "ver" a Gandhi, Don Tancredo o Don Quijote, es una ocurrencia de Galván, que se inspiró en el poema fonético de inspiración maorí "Toto-vaca", de Tristan Tzara, y en "lo evidente", es decir que el español es "el toro" y el británico la "baka" (vaca, el animal sagrado hindú).

Han querido mezclar los ritmos, en un ambiente musical "neutro", es decir, solo con voz y percusión, y no hay "una cosa clara de uno u otro. Es como si hubiéramos hecho un hijo", han concluído. EFE

cb/cr

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código:5700952 y otros)

Mostrar comentarios