Javier Manterola, Medalla de Oro del CBA, subraya que "un puente tiene dimensión heroica"

  • Madrid.- Creador de más de 200 puentes, el ingeniero español Javier Manterola, que recogerá hoy la Medalla de Oro que le otorga el Círculo de Bellas Artes en Madrid, habló con Efe de "la dimensión heroica" que ocultan los puentes que, suspendidos en el aire, unen caminos en un principio inexpugnables.

Madrid.- Creador de más de 200 puentes, el ingeniero español Javier Manterola, que recogerá hoy la Medalla de Oro que le otorga el Círculo de Bellas Artes en Madrid, habló con Efe de "la dimensión heroica" que ocultan los puentes que, suspendidos en el aire, unen caminos en un principio inexpugnables.

Los puentes, que pasan desapercibidos para la mayoría de los viandantes y los conductores, son obras de ingeniería en las que la ciencia se pone al servicio del ser humano para facilitar la circulación de bienes y la comunicación entre personas que viven en las orillas de ríos y costas, explicó.

En España, siempre se ha gozado de buenos puentes, incluso de los mejores si nos remontamos a la época del Imperio Romano, sin desmerecer los puentes de la Edad Media y la Era Moderna, recordó Manterola (Pamplona, 1936).

Manterola que, en calidad de catedrático de Caminos, Canales y Puertos, ha formado a ingenieros durante años, señaló que la Medalla de Oro del CBA, que se suma a la decena de premios que su currículum alberga, es siempre una satisfacción.

"La gran recompensa" es que "un ingeniero joven obtuviera una respuesta viendo un puente" que hubiese concebido él; que "el chaval" entendiera el porqué de la resolución de esa obra de ingeniería o que le ayudara a resolver alguna incógnita que tuviera en mente.

Manterola afirmó que "por supuesto" viajar para ver y observar puentes de ingenieros a los que admira le ha ayudado a diseñar los suyos que, principalmente, están en España, aunque también tiene obras en Italia, Irlanda y América del Sur.

Apasionado por los puentes, el ingeniero muestra una gran curiosidad humanista por la lectura, el arte, la arquitectura y la música que enriquecen su creatividad "ortodoxa" de puentes de estética "limpia", comentó.

Para un "pontífice" -un hacedor de puentes-, Manterola comentó que el reto es diseñar un puente con saltos de luz muy grandes, es decir, que entre los puntos de apoyo del inicio y el final de un arco o un dintel halla una gran distancia.

Su puente atirantado y en voladizo que cruza el embalse de Barrios de Luna (León) es un ejemplo de ese objetivo de ingeniería civil que, desde su inauguración en 1983, logró dos récords por su longitud.

Se trata de una obra de hormigón, un material que usa en la construcción actual del Puente de La Constitución en Cádiz, que se inaugurará en 2012, comentó.

Manterola dijo que en "unos cincuenta años", el diseño de los puentes va a cambiar radicalmente gracias al uso de fibras que van a facilitar la creación de "puentes inteligentes".

No se trata de ciencia ficción si no de un proceso que va a llegar con el desarrollo de la informática y los nuevos materiales que facilitarán que los puentes se adapten a las condiciones climáticas, al tonelaje de los vehículos e, incluso, que se reparen solos si sufren una fisura, afirmó.

Todavía no se ha construido ningún puente con esas características, pero Manterola, que es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, habló de un futuro en el que los puentes estarán dotados de un cerebro electrónico y su estructura fibrosa se asemejará al esqueleto humano en el que los músculos, ligamentos, nervios y huesos se articulan dependiendo de la acción.

Parece ser -resumió- que la historia se vuelve a repetir: la ingeniería revolucionó Occidente a finales del siglo XVIII con la aplicación de la ciencia en el diseño de estructuras de infraestructuras y edificios, y en un futuro los puentes voladizos como si fueran un brazo o una vara de bambú no serán rígidos si no que adoptarán formas.

Belén Palanco

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