Jean Dubuffet, un contemporáneo a los 25 años de su muerte

  • Redacción Internacional.- Jean Dubuffet fue un artista que cuestionó cuáles eran los paradigmas de lo bello y lo feo; observó y copió el modo de ver de los niños y los locos, y creó el art brut (arte bruto), un movimiento cuya influencia es innegable en el arte actual y desde la segunda mitad del siglo XX.

Jean Dubuffet, un contemporáneo a los 25 años de su muerte
Jean Dubuffet, un contemporáneo a los 25 años de su muerte

Redacción Internacional.- Jean Dubuffet fue un artista que cuestionó cuáles eran los paradigmas de lo bello y lo feo; observó y copió el modo de ver de los niños y los locos, y creó el art brut (arte bruto), un movimiento cuya influencia es innegable en el arte actual y desde la segunda mitad del siglo XX.

Hace 25 años: el 12 de mayo de 1985, Dubuffet falleció en París, donde residió por temporadas desde que decidiera ser artista a los 41 años.

Una edad tardía para comenzar en la escena artística a pesar de que el francés sintiese desde su adolescencia una inquietud por desarrollar su sensibilidad, según los historiadores Valérie Da Costa y Fabrice Hergott en "Jean Dubuffet. Obras, escritos y entrevistas" (Polígrafa, 2006).

Dubuffet no se propuso su carrera firmemente hasta que vio los horrores de la Segunda Guerra Mundial y rechazó la responsabilidad del negocio vitinícola de su familia en Le Havre (noroeste).

Entonces, abrazó con firmeza la idea de ser artista y no sólo llegó a serlo sino que además fue ora uno de los más sorprendentes ora uno de los más reputados, repudiados y renovadores de las vanguardias modernas de Occidente.

De mirada seria y cabeza totalmente afeitada, Dubuffet (Le Havre, 1901 - París, 1985) creó en varias disciplinas transversales: la pintura, el dibujo, la escultura, la escritura y la música.

Anarquista, ateo, antimilitarista y antipatriota, el pintor predicaba sobre "la importancia de estar en contra", según recogen Da Costa y Hergott.

"Siempre he creído que el pintor tiene mucho que ganar si utiliza las fuerzas que tienden a contradecir su actuación", aseveró el escultor, quien se reveló contra los museos, el academicismo y el arte clásico, que era "un arte prestado".

Aspiraba a "un arte directamente arraigado" en la cotidianeidad y, tras elevar los dibujos creados por niños y locos a categoría de arte, generó el art brut: su propio estilo que se basó en "los procesos naturales y normales de la creación artística, en su estado elemental y puro".

En consecuencia, la crítica de la época amó o denostó sus obras, que fueron interpretadas con la ayuda de los manifiestos sobre el arte y la cultura que Dubuffet redactó y de su relación amistosa -al igual que hiciera Pablo Picasso- y de carteo con escritores, artistas y marchantes.

Nacido con un fuerte temperamento que no apaciguó, el pintor fue generoso en secreto con los escritores Antonin Artaud y Céline, a quienes admiraba profundamente.

Su forma de mirar y percibir fue única y eso hizo que marcase una diferencia en la segunda mitad del siglo XX con respecto a sus coetáneos, sobre todo con los que simpatizaban con teorizar sobre el arte abstracto porque en su opinión: "no hay arte abstracto o entonces todo el arte es abstracto, lo que viene a ser lo mismo".

"Sin pan, el hombre se muere de hambre, pero sin arte se muere de aburrimiento", pensaba el artista, que era muy disciplinado y estaba dotado de una seguridad en sí mismo inamovible.

Un reflejo de ello supone revisar el despegue fulgurante de su carrera: en otoño de 1944, Dubuffet expuso por primera vez en la galería de René Drouin y en 1945, ya sentó las bases del art brut.

Su mente se adelantó a su época. Antes que Andy Warhol, el fundador del pop-art, Dubuffet adoptó en su estudio el funcionamiento del Renacimiento, cuando los talleres estaban subdivididos en especialidades, en géneros e, incluso, en estilos de pintura.

Y en la actualidad su influencia es patente en artistas cotizados como el alemán Jonathan Meese -que cree ser "hijo de Calígula"- o en otros que usan materiales industriales como el asfalto, la arena y el cemento en sus obras, que incluso tras ser adquiridas cambiaban de forma a causa de fenómenos naturales como la temperatura.

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