Jesús Rueda: La música clásica contemporánea es el chocolate del loro

  • La música clásica contemporánea es probablemente la disciplina artística a la que mejor encaja el calificativo de minoritaria. El compositor Jesús Rueda es plenamente consciente de ello y por eso afirma: "Valemos menos que el chocolate del loro".

Ana Burgueño

San Sebastián, 15.- La música clásica contemporánea es probablemente la disciplina artística a la que mejor encaja el calificativo de minoritaria. El compositor Jesús Rueda es plenamente consciente de ello y por eso afirma: "Valemos menos que el chocolate del loro".

Este autor, Premio Nacional de Música en 2004, con varios galardones de composición en su currículum, tanto nacionales como internacionales, es desde luego menos conocido que el defensa del Real Valladolid con el que comparte nombre y apellido y cuyas referencias en internet multiplican a las del músico.

"Cómo vas a competir contra el fútbol. Sería muy extraño que la música contemporánea apareciera mucho por ahí. Me parece totalmente impensable", dice el compositor en una entrevista con Efe en Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco donde está impartiendo clases de composición este trimestre.

Rueda (Madrid, 1961) no entiende por qué la música clásica contemporánea no consigue penetrar en los gustos del público cuando sí lo han hecho, por ejemplo, la abstracción en la pintura, los nuevos movimientos literarios o incluso la filosofía.

"Es curioso, hay filósofos de moda, como Zizek y Sloterdijk, que cada vez que dan una conferencia hay colas enormes. Tanto el filósofo en sí como la filosofía tienen capacidad mediática. La poesía está muy presente en todos nosotros, en todas las librerías hay una sección de poesía muy notable. La música la tuvo en su día y ha ido desapareciendo", comenta Rueda

El autor de las sinfonías "Larerinto", "Acerca del límite" y "Luz" opina que "la culpa" pueden tenerla los propios compositores. "Desde la época de las vanguardias nos hemos acostumbrado a asustar al personal, como si la música fuera algo más allá de música, cuando en realidad es para disfrutar".

"Posiblemente la música haya llegado a este punto de minoría tan extremo que nos hemos muerto. A lo mejor estoy exagerando y me estoy poniendo muy pesimista, pero lo veo así. Valemos menos que el chocolate del loro", recalca.

El compositor comenta que la situación de la música contemporánea en "los grandes puntos culturales" como Berlín, Viena, París y Londres es "algo diferente" a la de España, aunque existe "un gran divorcio con el continente americano, donde hay otra concepción de la música actual" y "mucha colaboración entre fundaciones".

"La música europea está muy sustentada por instituciones públicas, que están tomadas por herederos o epígonos de toda una época que siguen manteniendo esa situación institucional, y además hay un circuito que sujeta eso e impide que se pueda salir mucho de allí. Es como una prolongación de un mal endémico", asevera.

Afirma que en España no es fácil ser compositor, aunque indica que no es coyuntural, que en la historia de este país no hay muchos nombres y sí grandes periodos en los que la música "desaparece".

Rueda opina que "la política afecta a la base cultural", lo que considera "un error que no se permitiría en ningún país centroeuropeo". "Es muy débil, es precaria, no hay esa continuidad necesaria", agrega.

"Hubo momentos felices en los ochenta y los noventa. Tenemos grandísimos músicos que se han formado tanto aquí como fuera que tienen un nivel enorme, al mejor nivel internacional, y eso se vuelve a acabar otra vez", subraya.

Comenta que en España "la religión es más importante y más troncal que algo tan básico como la música" y que, "al no haber esa formación de base es muy difícil que se pueda mantener luego una cultura musical sana".

Rueda tiene pendiente su cuarta sinfonía, que comenzó a escribir por encargo de la Orquesta Nacional de España.

"No llegué a tiempo para el encargo y se quedó descolgada completamente. Si hay cuarta, que espero que sí, a lo mejor ya no tiene nada que ver con eso. He cambiado en estos años y lo que estoy haciendo es muy diferente", indica el autor, que pasado el ecuador de su vida ha iniciado la exploración hacia sí mismo, "hacia dentro".

La edad impone el giro. "La música cambia absolutamente porque no puede haber cosas que sobren, ni adornos. Eso ya no vale, sólo puedes ir a la esencia, dejarlo muy puro y quedarte con muy poco, que además es mucho más potente que todo lo que había antes", subraya.

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