Jorge Pineda lleva a Valencia retratos y esculturas de niños traumatizados

  • Los visitantes del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) podrán reflexionar e interactuar desde hoy con los niños traumatizados retratados y esculpidos por el dominicano Jorge Pineda, quien plasma la infancia en los límites de la violencia para remover conciencias en torno a una sociedad, dice, "acorralada".

Valencia, 7 feb.- Los visitantes del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) podrán reflexionar e interactuar desde hoy con los niños traumatizados retratados y esculpidos por el dominicano Jorge Pineda, quien plasma la infancia en los límites de la violencia para remover conciencias en torno a una sociedad, dice, "acorralada".

Pineda quiere hacer entender con sus obras que este momento es en realidad "rico en oportunidades" y, sobre todo, "de transformación", según ha explicado en rueda de prensa para presentar esta retrospectiva, que reúne dibujos e instalaciones de la última década y podrá visitarse hasta el 2 de mayo.

Una inocente Caperucita, vuelta de espaldas, comienza a orinar en un charco ("Serie niñas rojas"), a escasos metros de un grupo de niños soldado que, ocultos tras coloridas máscaras de lucha mexicana y pertrechados con fusiles, se disponen a ir a la guerra como el "Mambrú" de la canción, que da título al conjunto escultórico.

"Crecer duele", afirma el artista, convencido de que está próxima la solución a la compleja situación actual, siguiendo la filosofía de Escarlata O'Hara en "Lo que el viento se llevó", que concluía con la legendaria frase "After all, tomorrow is another day" ("Después de todo, mañana será otro día"), título de esta muestra.

Es el mensaje que se intuye tras los rostros ocultos de sus niños, azotados por la guerra, el racismo y otras situaciones de violencia infantil que por frecuentes han dejado de ser vistas con realismo, explica.

El remedio que Pineda (Barahona, República Dominicana, 1961) pone a esta situación es su obra: "El arte pone foco a la realidad, porque de tanto verla comenzamos simplemente a no verla".

En el origen de estas instalaciones están los problemas de abandono y desprotección de los niños en República Dominicana, que en su obra se convierten en "metáfora de una sociedad que cuando se siente acorralada se va contra la esquina", como la niña que ha sustituido su cabeza por una enorme maraña dibujada en "Afro Issue II".

"Me voy: Norte" retrata a un niño también de cara a la pared, que se ha quemado los brazos y se ha inventado unas alas "para volar y no ir a ninguna parte", describe el artista.

En la serie de dibujos situados enfrente, las "Niñas rojas" se enredan en la prolongación infinita de sus brazos, otros juegan hasta el límite de la asfixia con su cordón umbilical ("18 veces") y las "Niñas locas" se retratan tras quitarse la máscara.

Esta crítica social de tintes siniestros no impiden que el artista se confiese una persona "so fucking happy" ("muy feliz", como una de sus instalaciones, una piscina de confeti) porque, en su opinión, "independiente de los conflictos que tenga la vida, eso no tiene que ver con la felicidad".

Según Pineda, "la magia consiste en establecer unos vínculos para lograr un equilibrio entre ambas partes", en ocasiones tan irónico como su "Cadáver exquisito. Homenaje a Joseph Beuys" (2013), una osamenta dorada con cuyos huesos, de tiza, espera que los visitantes dejen escrita la pared del santuario.

Otras dos de sus obras son también interactivas: el "Iglú", que invita al espectador a reflexionar largo rato entre sus paredes de cartón, y el "I'm so fucking happy", un gigante jardín zen de confeti en el que espera se zambullan los niños que vayan al museo.

La comisaria de la muestra y directora del IVAM, Consuelo Císcar, ha recordado el compromiso del museo con el arte latinoamericano y ha elogiado la "reflexión crítica" del artista sobre la universalización cultural y la tradición territorial.

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