Juan Álvarez ilustra en un tebeo la España gris de la TV de su niñez

  • El dibujante de cómic Juan Álvarez, conocido por personajes como "Los Mendrugos" y "Lucía, gabinete de sexología", cuyas historias ha publicado durante décadas la revista "El Jueves", ha decidido contar en un tebeo los recuerdos de una niñez marcada por "la televisión de la España gris".

Patricia Corrales

Las Palmas de Gran Canaria, 13 ago.- El dibujante de cómic Juan Álvarez, conocido por personajes como "Los Mendrugos" y "Lucía, gabinete de sexología", cuyas historias ha publicado durante décadas la revista "El Jueves", ha decidido contar en un tebeo los recuerdos de una niñez marcada por "la televisión de la España gris".

Esta colección de viñetas en blanco y negro, como la televisión que se hacía en España cuando Álvarez tenía ocho años, se ha editado con el título "1968. Un año de rombos".

Álvarez publica en la actualidad en la edición estadounidense de "Playboy" y, esporádicamente, en "El Jueves", aunque centra su afición por dibujar tebeos en las posibilidades creativas que ofrecen las tabletas electrónicas.

El artista ha explicado a Efe que "1968. Un año de rombos" es el producto de cuatro años de trabajo, en los que ha tratado de ilustrar las cosas que marcaron su niñez para intentar explicar por qué es como es hoy, cuando ha llegado a los cincuenta.

A esta tarea de introspección ha dedicado sus ratos libres en los últimos años, unos momentos en los que se ha retrotraído mental y sentimentalmente a sus ochos años para rescatar recuerdos y plasmarlos en dibujos.

Juan Álvarez ha descubierto así que a esa edad empezó a ser consciente de cosas como el amor, la amistad, la existencia de la muerte o el paso del tiempo, unas experiencias que refleja en viñetas que protagonizan personajes reales, como su familia y sus amigos de la época, y también otros ficticios, de los que se ha ayudado para redondear la historia.

Este murciano internacional, que ha colaborado con publicaciones como "Penthouse", "Interviú", "Blue" (Italia) y "Fluide Glamour" (Francia), asegura que los recuerdos de su niñez son inseparables a la televisión de aquella España, que era la única ventana que tenían los más pequeños para descubrir nuevos mundos.

Por eso, en su cómic entrelaza los recuerdos de una infancia libertaria que vivió en la calle con los que le propició esa televisión "en la que se omitían muchísimas cosas, porque era una época de muchas prohibiciones".

"Vivíamos una infancia muy libertaria en la calle y luego estaba la otra infancia, que era la de la tele, a través de la que se accedía a un mundo de ficción que potenciaba muchas veces tu imaginación y en la que también se encontraba otra ficción, la del régimen franquista, de la que los niños no eran conscientes, aunque estaba ahí", ha rememorado el autor en una entrevista con Efe.

Álvarez ha querido de esta forma que el lector sepa que en 1968 "se omitían y censuraban muchas cosas en los noticiarios televisados y se decían cosas totalmente tergiversadas".

En otros capítulos de este tebeo, el dibujante refleja el impacto emocional que le causó uno de sus primeros amores, que duró un día y surgió en un solar situado frente a su casa, donde se solía instalar un circo.

Y es que una niña que actuaba como contorsionista en ese circo, le dio un beso y le regaló una entrada para asistir a una función, junto a sus amigos, una experiencia que permitió a Juan Álvarez descubrir lo que era que le gustara una chica y que le partiera el corazón al día siguiente, un momento tremendo para alguien que tan sólo tiene ocho años, admite.

Álvarez no cuenta su historia desde la nostalgia, algo que no le gusta, sino desde una cierta reivindicación "de una niñez libertaria y muy de pueblo", que no ha pretendido contraponer a la actual, sino ilustrar desde un punto de vista un tanto intimista para mostrar la infancia "de la España gris".

De esos años, en los que la televisión comenzaba a dominar el salón de algunos hogares y a reunir en torno a él a la familia, Juan Álvarez recuerda a la gente que, con muy pocos recursos, hacía cosas interesantes en este medio de comunicación, y también las series americanas del momento, que abrían los ojos de los españoles a otros mundos que potenciaban, más si cabe, la imaginación de los más pequeños.

Esa televisión contribuyó, a su juicio, a culturizar de alguna forma a la primera generación audiovisual española, que conoció a través de series como "Un viaje al fondo del mar", el significado de conceptos como "inmersión" o "pericospio".

Álvarez ilustra en su tebeo cómo complementaba aquella televisión las horas de juego en la calle de los niños que, como él, se quedaban embelesados mirando a las estrellas con el deseo de ver alguna vez un ovni como los que aparecían en la serie "Los Invasores", que veían furtivamente detrás del sofá "porque tenía dos rombos y les estaba prohibido verla". EFE

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