Kiri Te Kanawa, un prodigio cálido y fresco, encandila al Auditorio Nacional

  • Madrid.- Vestida con un solemne y volátil abrigo de seda turquesa con cola, propio del título de "Dame Commander" que el Imperio Británico le otorgó, la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa ha seducido esta noche al Auditorio Nacional con su oficio de 40 años aunque le ha dejado con ganas de más.

Kiri Te Kanawa, un prodigio cálido y fresco, encandila al Auditorio Nacional
Kiri Te Kanawa, un prodigio cálido y fresco, encandila al Auditorio Nacional

Madrid.- Vestida con un solemne y volátil abrigo de seda turquesa con cola, propio del título de "Dame Commander" que el Imperio Británico le otorgó, la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa ha seducido esta noche al Auditorio Nacional con su oficio de 40 años aunque le ha dejado con ganas de más.

De más, porque aunque ha sido tan generosa como para corresponder con dos bises a los aplausos y bravos que ha cosechado al final de su actuación, durante la misma sólo ha arrancado entusiasmo en su casi paranormal interpretación de "Morgen", de Richard Strauss y, ya de "propina", con su estremecedor "O mio babbino caro".

La artista (Gisborne, 1944) anunció el año pasado que abandonaba los escenarios operísticos y que sólo daría recitales como el que esta noche ha ofrecido en el ciclo Cajamar, en el que más de un tercio de las butacas estaban sin ocupar, como a ella no se le ha escapado en los muchos giros a popa, proa, babor y estribor que ha dado cada vez que concluía un bloque.

Con la certeza de estar ante una de las mejores sopranos del mundo del siglo XX, el público ha sido generoso con un repertorio que ella canta desde hace más de una década, siempre con su inseparable Julian Reynolds, y en el que incluye piezas de los argentinos Guastavino y Ginastera, que, a pesar de la práctica, se traduce en un castellano ininteligible.

Su ejecución de Mozart -"Ridente la calma", "An Chloe", "Abendempfindung" y "Una moto di gioia"- es la propia de la gran soprano mozartiana que es y en las canciones de Richard Strauss -"Die Nacht", "All mein Gedanken", "Morgen", "Das Rosenband", "Standchen", "Allerseelen", "Malven" y "Cacilie"- arriesga pero sin conmover, excepción hecha de "Morgen".

Ese, el de "Morgen", ha sido el momento de la noche, porque ha sublimado, como suele hacer en estos conciertos, la mezcla de dolor, aceptación, amor y desamor de la canción de Strauss, como si estuviera en trance y hubiera olvidado donde estaba.

En la segunda parte, se ha lucido con los "Chants d'Auvergne" del francés Canteloube, es decir "Bailero", "Lo Fiolaire", "La Delaissado" y "Malurous qu'o uno fenno", y ha hecho esfuerzos de vocalización con "La rosa y el sauce", "Que linda la madreselva!" y "El clavel del aire blanco" de Guastavino aunque era muy difícil seguir la letra.

Al afrontar "Canción del árbol del olvido" de Ginastera ha hecho reír al público con su esbozo de pasos de tango, en el que Reynolds, como el resto de la noche, ha estado impecable.

Después de "Solo e amore" y "Morire", de Puccini, y cuando ya había transcurrido una hora y media desde el inicio del recital -con 20 minutos de descanso- la soprano de ascendencia maorí ha dado por concluido el programa "oficial" del concierto porque tras salir a saludar una vez ha vuelto para interpretar "Ecco. Respiro appena" de "Adriana Lecouvreur".

Tras muchos más bravos y salir a saludar otras dos veces, y ya con todo el público puesto en pie, se ha arrancado con "O mio babbino caro", de "Gianni Schicchi", de Puccini, con la que suele "premiar" el entusiasmo de su legión de fans, que empezó a formarse en 1971, cuando debutó como la condesa de "Las bodas de Fígaro" en el Covent Garden.

Después de haber hechizado en directo en unos minutos a una audiencia de cerca de 600 millones de espectadores en todo el mundo, los que siguieron embelesados su actuación durante la boda de Diana de Gales y Carlos de Inglaterra, a Kiri Te Kanawa parece que nada le es poco ni pequeño, aunque hacía ostensibles gestos de disgusto a Reynolds por la iluminación del Auditorio.

El "calor fresco" de su voz, tras la que parece haber no una sino varias intérpretes, será premiado este jueves en los mayores galardones de la música clásica, los Brit Award, en los que el premio a la contribución de toda una vida, será para ella.

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