La abolición de la esclavitud en Puerto Rico cumple 141 años

  • Casi siglo y medio después de que se aboliera la esclavitud en Puerto Rico, muchas huellas socioculturales de aquella práctica en la isla se han tornado positivas y, al contrario que el Caribe anglófono, nadie parece plantearse la cuestión de reclamar indemnizaciones.

Mar Gonzalo

San Juan, 22 mar.- Casi siglo y medio después de que se aboliera la esclavitud en Puerto Rico, muchas huellas socioculturales de aquella práctica en la isla se han tornado positivas y, al contrario que el Caribe anglófono, nadie parece plantearse la cuestión de reclamar indemnizaciones.

"141 años después podríamos decir que el uso de esclavos negros en Puerto Rico tuvo su efecto positivo, porque trajeron su cultura, que se mezcló con la de aquí y la enriqueció", asegura a Efe el historiador oficial de Puerto Rico, Luis González Vales.

Las Cortes españolas aprobaron el 22 de marzo de 1873 una ley que dejó en libertad a los 30.000 esclavos que vivían en la isla, por entonces colonia española, a cambio de contratos de tres años de trabajos.

Sumaban el 5 % de la población de Puerto Rico, según la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, y, aunque recuperaron su libertad, no obtuvieron derechos políticos hasta cincos años después.

"Proporcionalmente eran pocos, sobre todo si comparamos con Cuba, donde sí tenían motivos para temer revueltas como las de Haití", explica González Vales.

En su opinión, la transición boricua "fue calmada en comparación con muchos otros lugares del Caribe", que en la actualidad preparan la reclamación de indemnizaciones a Europa, sobre todo al Reino Unido, por los siglos de esclavitud sufrida y el genocidio de sus pueblos indígenas.

De hecho, los miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom), en su mayoría excolonias británicas, con el asesoramiento de la firma británica Leigh Day, acordaron la semana pasada una hoja de ruta que no descarta acudir a tribunales internacionales si no se observa de Europa una verdadera disposición a llegar a un acuerdo.

Según estos países, la esclavitud provocó la pérdida de valores culturales, baja autoestima y degradación de la identidad de la negritud, que debe ser restaurada, según la Comisión de Reparaciones de Caricom.

"Creo que en Puerto Rico nadie está pensando en algo así. Al menos yo no he tenido noticia", asegura González Vales, que reconoce tener sus "reservas" respecto a que las reclamaciones del Caribe anglófono tengan "algún sentido".

A su juicio, "las cosas que ocurren en la historia responden a un momento concreto, por mucho que un siglo y medio después las veamos injustificables. A aquella sociedad no se le podía reclamar una ideología que por entonces ni siquiera cabía en su mentalidad".

"Básicamente a Puerto Rico llegaron esclavos de África porque se estaba acabando la mano de obra indígena", asegura el historiador.

Hoy en día sus colegas de profesión aún discrepan sobre qué tuvo más importancia a la hora de lograrse la abolición en Puerto Rico: Los esfuerzos de los sectores liberales de la isla y de España o el desgaste del sistema logrado por los propios esclavos, a través de demandas y fugas de los llamados "cimarrones" (los esclavos que huían).

Lo cierto es que Ramón Emeterio Betances, padre del independentismo boricua, difundió una proclama clandestina hacia 1867 en la que abolir la esclavitud encabezaba la lista de los "Diez Mandamientos de los Hombres Libres", según la experta en la materia Ivonne Acosta.

La estudiosa cree que las presiones de Inglaterra y EEUU y el estallido simultáneo en septiembre de 1868 de la revolución en España ("La Gloriosa") y Puerto Rico ("el Grito de Lares") catalizaron el proceso.

Finalmente, el diputado puertorriqueño Joaquín María Sanromá presentó el proyecto de Abolición, que se aprobó por unanimidad el 22 de marzo de 1873.

"Sin embargo, por muchos años los esclavos trabajaron junto a hombres libres, lo que ayudó a suavizar la transición de un sistema a otro", afirma González Vales, quien añade que ese solapamiento también contribuyó a que muchas costumbres negras fueran absorbidas por la cultura puertorriqueña.

Algunas de las señales más evidentes se encuentran en la música y el baile típicos de la isla caribeña, "pero hay muchos más ejemplos, desde en el lenguaje y algunas manifestaciones religiosas hasta en el color de la piel".

"Hoy Puerto Rico sería muy diferente si no hubieran llegado los esclavos. El puertorriqueño de hoy día es producto de esa gran mezcla de razas y enriquecimiento cultural", concluye el historiador.

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