La bohemia del mexicano "El Pana" cae de pie en Francia

  • Sin conseguir cortar orejas, El Pana ha triunfado hoy en el corazón de la afición gala de Saint Vincent de Tyrosse, a la que ha regalado las dos versiones de su toreo: el caro y el heterodoxo, tan genial uno como otro, mientras que Paco Ureña cortó la oreja del dulce tercero.

Saint Vincent de Tyrosse (Francia), 20 jul.- Sin conseguir cortar orejas, El Pana ha triunfado hoy en el corazón de la afición gala de Saint Vincent de Tyrosse, a la que ha regalado las dos versiones de su toreo: el caro y el heterodoxo, tan genial uno como otro, mientras que Paco Ureña cortó la oreja del dulce tercero.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Rehuelga, tercera parte de la ganadería de Joaquín Buendía, muy en tipo, armoniosos y nobles en general, quitando el avisado quinto y el muy serio último, que se dejó torear antes de desarrollar sentido.

Rodolfo Rodríguez "El Pana", ovación y dos vueltas al ruedo.

Manuel Escribano, ovación y ovación.

Paco Ureña, oreja y vuelta al ruedo.

Incidencias: presenció la corrida en el palco oficial de Alain Jupé, el ex primer ministro y quizás futuro candidato a la presidencia de la República, Rodolfo Rodríguez

La plaza tuvo tres cuartos de entrada en tarde de muchos chubascos.

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Muy esperada, la presentación del veterano Rodolfo Rodríguez "El Pana" en Francia no ha defraudado a nadie. Su primero fue un toro noble al que le faltó un tranco para ser cumbre, al que el Pana mandó parar por su cuadrilla, antes de hacerse presente y pegar un par de lapas muy suyas y tirar el capote para salir corriendo.

A estas alturas, por las dudas del torero, se podía temer lo peor, pero El Pana gestiona a la perfección el arte de la espantada: amaga, pero no la da. Brindó al público, y la faena fue la que cabía con un toro que pedía ligereza de piernas para darle distancia, puesto que se quedaba al final de los muletazos que tomaba con bondad.

El público francés jaleó al Pana cuando se inspiró, templó y enganchó muy adelante. Se sorprendió algo cuando vio acercarse al toro de costado, pareciendo flotar sobre el albero, pero al final entró en el trapo del viejo brujo de Apizaco y el público se lo paso bomba viendo como el veterano torero dibujaba muletazos hondos con sabor añejo del bueno. Mató en dos viajes y saludo una ovación.

El cuarto, más cuajado pero noble también y con más transmisión, le permitió recrearse mucho en una faena larga que empezó con una colada, una carrera y un desplante. Hubo más detalles caros, muletazos buenos, fantasía y locura, y al final se metió otra vez el público en el bolsillo. Intentó matar recibiendo, antes de pinchazo y media.

Empezó su vuelta al revés, a la mexicana, y así la hizo, antes de dar otra a la carrera y con la bandera de México al hombro, comiéndose un bocadillo que le habían tirado desde el tendido.

Recibió muchas muestras de cariño por parte de un público sensible, que supo entender la grandeza efímera y llena de nostalgia de este viejo bohemio que sigue persiguiendo sus sueños de niño, a pesar de las innumerables cornadas que le ha deparado la vida.

Manuel Escribano se llevo el lote menos propicio, con un segundo noble pero que se apagó pronto, y un quinto tan listo que parecía llevar una persona dentro. Templó al primero y tragó al otro, que no era nada evidente, con lo cual saludo dos veces.

A Paco Ureña le toco el "bombón" del lote, un cardenito claro de mucha bondad, ritmo y temple, al que supo torear como se lo merecía. Toreo bueno el de Paco Ureña, serio, macizo, con unos muletazos soberbios, tan lentos como el buen toro de Rehuelga. Mató bien y cortó una oreja.

El último no pegaba con la corrida por su trapío superior, pero fue igual de noble que los otros, antes de rajarse al final y de desarrollar algo. Faena seria de Ureña que otra vez mató bien, pero de forma incomprensible nadie pidió la oreja. Dio una vuelta.

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