La "garganta" y el "alma" de El Cigala, diseccionadas en 400 fotografías

  • Concha Barrigós.

Concha Barrigós.

Madrid, 1 dic.- El cantaor Diego el Cigala es un "genio", con un carisma tan apabullante que la periodista y fotógrafa alemana Anya Bartels-Suermondt no ha tenido "más remedio" que dedicarle uno de sus monumentales libros: 4 kilos urdidos con casi 400 fotos para 344 páginas, fruto de un año y medio de "seguimiento" sin barreras.

"Le conocía desde hace siete años y ya sabía que es una persona increíble pero ahora he descubierto que es súpersensible, generosísimo, la naturalidad al máximo y comiquísimo", explica en una entrevista con Efe la autora, que presentará esta noche en Madrid "Cigala. Garganta de arena" (Lunwerg) acompañada del cantaor.

Diego, nacido en Madrid hace 43 años como Ramón Jiménez Salazar, "grita a todo volumen cuando se enfada; se pierde en interminables cascadas de risa y llora a lágrima viva cuando hay que llorar", asegura la autora, que "mataría" por el retratado.

"Es un alma muy libre y un hombre que se fija mucho en la música y cultura en general. Hay muchos flamencos divinos pero que sólo se alimentan de flamenco. Él se levanta y pone a Mozart", ilustra.

Para su libro, que sigue a los dedicados a los toreros José Tomás y a Cayetano Rivera Ordóñez, ha querido prescindir de cualquier "pista" espacial o cronológica, por lo que las fotos, la gran mayoría en blanco y negro, van "a pelo", sin un sólo dato de la fecha o el lugar en el que fueron tomadas.

"Da igual dónde están hechas. Se explican por sí mismas. Lo que queríamos es que fuera lo más puro posible desde el punto de vista estético y aunque no están en orden cronológico, tienen una razón y nexo temático".

Así, hay "capítulos" que solo tratan de los camerinos, con uno "más divertido", de cómo intentan él y sus músicos ponerse los zapatos o la camisa, y otro "estrictamente privado", en el que se puede ver a Diego "medio desnudo, peleándose con los nervios y peinándose una y otra vez la melena".

También incluye bloques "on the road", al estilo de los libros que se hacían en los años 40 sobre las giras de los artistas; otro sobre sus actuaciones en Argentina y Chile y uno "íntimo", con imágenes en la playa o en casa con sus hijos.

Han sido más de 10.000 imágenes -incluidas una serie en color que hizo hace seis años durante la grabación de "Dos lágrimas"- sobre la vida de un año y medio "de una persona y de un artista", "súpercontento" con el resultado.

"Ha sido una tortura elegirlas pero lo he hecho yo sola. Cuando Diego tuvo el libro se emocionó hasta las lágrimas, y lo vio no como protagonista sino desde el punto de vista fotográfico: cómo eran las luces, cómo había combinado las páginas...".

La fotógrafa eligió a el Cigala como "sujeto" porque cree que lo merece y porque el cantaor llevaba diciéndole desde que hizo el de José Tomás que le gustaría "uno como ese".

Le ha dejado acompañarle a todas partes, entrar en todas partes, sin "hartarse" nunca de ella, más bien al contrario, ya que ha tenido que pedirle a veces que no se lo pusiera "tan fácil".

"Tiene un carisma tan brutal que casi siempre sale bien. El único problema es que muchas veces estaba muy pendiente de mí", rememora.

Bartels-Suermondt, que llegó hace 16 años a España para una estancia de unos meses y ya no la echan "ni con agua caliente", se mueve en el "escogido" mundo del toreo y de la música, especialmente la flamenca, pero no ha tenido que soportar más que puntualmente "comentarios" por sus "estrechos seguimientos".

"Al principio era una rubia que no hablaba más de cuatro palabras en español, pero cuando ven que te comportas y que no eres una más que está haciendo fotos, te respetan", asegura.

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