Davis explora el origen del periodismo en su novela sobre la guerra inglesa

  • La escritora británica Lindsey Davis, célebre por su serie sobre el detective de la Roma imperial Marco Didio Falco, explora el origen del periodismo en su novela más ambiciosa, "Rebeldes y traidores", una obra de casi mil páginas sobre la guerra civil inglesa y la revolución de Cromwell.

Jose Oliva

Barcelona, 23 feb.- La escritora británica Lindsey Davis, célebre por su serie sobre el detective de la Roma imperial Marco Didio Falco, explora el origen del periodismo en su novela más ambiciosa, "Rebeldes y traidores", una obra de casi mil páginas sobre la guerra civil inglesa y la revolución de Cromwell.

Davis ha explicado hoy en Barcelona que cuando comenzó a escribir, "en realidad, no quería hacerlo sobre los romanos sino sobre la guerra civil inglesa", y ha recordado que su interés por la política ya arranca desde su infancia: "Mi padre enseñaba política en la universidad y yo misma fui funcionaria".

Más allá de ofrecer un fresco histórico, "Rebeldes y traidores" (Edhasa) es "un libro de ideas que comenta cómo debería ser gobernada la gente y cuál es el papel del pueblo en general".

Reconoce que seguramente en España hay muchos que desconocen estos años, pero ese periodo tampoco es hoy muy conocido en Reino Unido a pesar de ser "uno de los más importantes y determinantes de la historia británica".

La autora comenzó a conocer el período en su ciudad natal, Birgmingham, entonces una pequeña ciudad, que "fue muy castigada por el ejército monárquico, ya que albergaba las herrerías en las que se fabricaban las espadas de las tropas parlamentarias".

Su editor inglés, inicialmente reacio a la novela por el escaso glamour de Birmingham, se mostró favorable cuando le dijo que "había asesinatos, violaciones y saqueos", bromea.

Al margen de lo terrible que resultó la época, Davis ha incluido en sus páginas dos de sus distintivos narrativos: el humor y la esperanza, aquí personalizada en la relación de Julienne Lovell, esposa de un realista, y un parlamentario convencido, Gideon Jukes.

Subraya Davis que en esta época nació el periodismo en Inglaterra, después de que, "justo antes de las guerras civiles, se levantara la censura y con ello afloraran muchos periódicos".

Dos personajes centran la atención de ese fresco histórico: el rey Carlos I, con cuyo juicio y ejecución arranca la novela, y Oliver Cromwell, que acaba gobernando Inglaterra.

"Cromwell, con el que no empatizó demasiado, no era un revolucionario de verdad", advierte Davis, que ve más "simpático" a otro de los generales parlamentarios, Thomas Fairfax.

La novela permite ver cómo las sucesivas guerras civiles que hay entre 1639 y 1651 cambiaron la vida de las personas: "Cromwell era un granjero sin demasiada fortuna y con la guerra encontró su sitio y se convirtió en un militar y un gran estratega".

Como Cromwell, había mucha gente que trabajaba en el campo y que no sabía nada de armas, pero decidieron ir a la guerra para luchar por unos ideales, por una sociedad que consideraban justa, "ese es el lado humano de aquel período y la gran diferencia con las guerras actuales", señala la autora.

Considera Davis que Carlos I, "un rey increíblemente estúpido", tuvo un juicio justo, algo que era todo un reto, pues "nunca antes un monarca había sido sometido a juicio", y en frente tenía a Cromwell, "un hombre muy puritano, es decir, poco glamuroso para una superproducción cinematográfica".

Entristece a la autora que todo aquel esfuerzo y las múltiples pérdidas no sirvieran de nada, pues "la monarquía volvió al Reino Unido de la mano del hijo del decapitado, Carlos II, que fue un rey terrible".

Atribuye aquella restauración monárquica a "la incapacidad de los diferentes partidos de tomar decisiones de manera común" y, por eso, dice, no escribirá una secuela, "porque sería demasiado triste".

No tiene un buen recuerdo de la película "Cromwell", en la que los actores Alec Guinness y Richard Harris daban vida a los dos personajes protagonistas, por sus "deficiencias históricas"; ni tampoco le parecen muy buenas "Matar a un rey", con Ruper Everett como Carlos I, o la serie "The Devil's Whore" sobre los intentos de asesinato de Cromwell.

Después de haber escrito veinte novelas con Marco Didio Falco, Lindsey Davis no se plantea a corto plazo retomar este personaje.

"Primero -ha explicado-, por la reciente muerte de mi compañero Richard, que siempre había leído y participado en todas las novelas, y, además, porque mi editor cambió de sello editorial y pensé que debía abandonar la serie, aunque no dejo Roma".

De hecho, su próxima novela, "Señor y Dios", volverá a estar ambientada en el Imperio Romano con el emperador Domiciano como protagonista, "un déspota que gobernó Roma durante dieciséis años y que era uno de los grandes villanos de las novelas de Falco".

"Señor y Dios" y "Rebeldes y traidores" hablan en el fondo de lo mismo, "sobre los malos y buenos gobernantes" y, recuerda Lindsey Davis, el final de sus respectivos protagonistas -Carlos I y Domiciano- "fue el mismo: ejecutados".-

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