Los 75 años de EFE en fotos rescatan en Ávila la memoria de la historia

  • Roberto Jiménez.

Roberto Jiménez.

Valladolid, 31 ene.- Al regresar a España en 1976, después de cuarenta años de exilio, el historiador Claudio Sánchez Albornoz, ya octogenario, recordó que "no hay históricamente nada que resista al tiempo", un desgaste que tratan de evitar imágenes como las de la exposición "EFE 75 Años en Fotos", en Ávila desde el 6 de febrero.

"No tengo más que un palabra: paz. Nos hemos matado demasiado", dijo entonces el intelectual y expresidente de la República en el exilio al pie de la escalerilla del avión que le traía de Buenos Aires, y que protagoniza una de las imágenes de la exposición: una visita al cementerio de su Ávila natal, en mayo de 1976, para rezar ante la tumba de sus antepasados.

Del blanco y negro al color, de una España desleída a otra más reconocible, esta selección gráfica recorre la segunda mitad del siglo XX y llega hasta la misma orilla de nuestros días, desde el final de la Guerra Civil hasta el discurso de proclamación de Felipe VI como nuevo rey.

La fotografía como documento, el valor didáctico de la imagen, acusan las 75 piezas de una muestra patrocinada por Bankia y que acogerá, entre el 6 de febrero y el 23 de marzo, el Palacio de Los Serrano, sede de la Fundación Caja de Ávila, un recinto renacentista, del siglo XVI, restaurado y acondicionado como centro cultural.

La dureza de la posguerra, un país entero por reconstruir, de fuerte carga ideológica y dirigido por los vencedores de la guerra, deja paso a los primeros atisbos de desarrollo y transformación social, de un progreso utilizado como propaganda al exterior y de paternalismo doméstico por parte del régimen.

Las botas de Hitler y Franco en Hendaya (1940), la emigración como un nueva forma de exilio (1946), la visita de Eva Duarte de Perón (1947), la muerte de Manolete (1947), el viaje inaugural del Talgo (1950) y el gol de Zarra a la 'pérfida Albión' (1950) en el Mundial de Brasil son algunas de las escenas de esa primera época.

Los años sesenta clarean una España donde se percibe una mayor apertura y esperanza de los españoles en alcanzar, después de años de Dictadura, "un régimen de libertad poniendo todos de nuestra parte lo que sea necesario, de un lado y de otro", deseó también Sánchez Albornoz (1893-1984) a su llegada a España en 1976, cinco meses después del fallecimiento de Franco.

Manuel Fraga se baña en aguas marinas de Palomares (1966) y Massiel alegra a la sociedad con su triunfo en Eurovisión (1968), pero aún quedan retazos de la España campesina y peregrina, láminas de otras épocas como los segadores que se concentran en el Mercado Chico de Ávila (1958) o la estampa teresiana de una monja enlutada, clarisa y limosnera, por los caminos de Castilla la Vieja (1969).

Los setenta, con la fuerza del agua largamente represada, irrumpen con acontecimientos que desembocan en el final del régimen y en la llegada de la Transición: el atentado terrorista contra Carrero Blanco (1973), la propaganda electoral por las calles como síntoma de democracia, los Pactos de la Moncloa (1977) y la firma del rey Juan Carlos de la Constitución (1978) ilustran en forma de fotos esos momentos.

"Tengamos, una vez por todas, la mano en la mano del adversario de ayer para discutir, dialogar en unas Cortes nuevas la suerte de España... ¡Y basta!", concluyó Sánchez Albornoz, en tono de concordia, esas primeras palabras que pronunció en suelo español.

Las tres últimas décadas configuran el rostro y la identidad de una nueva España, aunque con sobresaltos como el golpe de Estado del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero (1981), pero con la esperanza que trajo en su visita el Papa Juan Pablo II (1982) y la adhesión a la UE (1985).

La inscripción en la modernidad lleva la firma de Indurain con su primer Tour (1991), de los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992), el primer mundial de Fernando Alonso (2005) y la victoria de España en el Mundial de fútbol de Sudáfrica (2010), aunque con negras excepciones en forma de atentados terroristas y sucesos de diversa índole.

Y todo ello en 75 años, el tiempo de una vida humana, el que cuenta la Agencia EFE, la primera del mundo en español, una lengua en boca ya de quinientos millones de personas en el planeta.

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