Madrid revisa los mitos de la subcultura gótica

Retrocedamos a comienzos de la década de los 80. El club “Batcave”, en el Soho londinense, se convertía en la meca de los músicos rock gótico o el death rock. Eran años en los que perecía el punk y se abrían paso grupos de culto como Bauhaus o The Cure. La música gótica se ramificaba entonces entre varios estilos: dark rock, dark folk, dark wave…

"Los hippies quisieron cambiar el mundo; los punks, destruirlo: nosotros, los góticos, le hemos dado la espalda”, explica el músico Richi Nox, componente del grupo español Nox Interna.

La música no sólo muestra sus mitos, también la literatura. Lo gótico está muy supeditado a la narrativa clásica del siglo XVIII y XIX. Desde la primera novela gótica en 1765, “El castillo de Otranto, de Horace Walpole, hasta otro de los textos del género, como es el “Manuscrito encontrado en Zaragoza”, de Jan Potocki.

También aparecen novelas clásicas de terror, como “Frankenstein”, de Mary Shelley; “Otra vuelta de tuerca”, de Henry James; “Drácula”, de Bram Stoker; “La bestia en la cueva”, de H. P. Lovecraft o “El fantasma de la ópera”, de Gastón Leroux.

En lo literario, lo gótico muestra espacios medievales, páramos, castillos o monasterios, donde habitan seres terroríficos, ánimas o vampiros. La noche, los aullidos, los gritos forman parte de esta narrativa.

“Lo gótico y el terror no es lo mismo. El terror es más moderno y vive de lo gótico que tiene mucho que ver con el Romanticismo. Tengo la sensación de que la gente hoy regresa a este tipo de literatura porque estamos de vuelta de guerras mundiales y muros. Queremos leer de monstruos para no ver el monstruo de la crisis al que no le ponemos cara”, explica la escritora Eugenia Rico.

Música, literatura… ¿Y el cine? El arte del siglo XX también cultiva sus mitos góticos. Las primeras películas del expresionismo alemán, como “Metropolis”, de Fritz Lang, o el “Doctor Caligari”, de Robert Wiene, figuran entre las cintas de culto. También más cercanas en el tiempo, “The Hunger”, donde Tony Scott dirige a David Bowie, Susan Sarandon y Catherine Deneuve.

“Más contemporáneo es Tim Burton, aunque su estilo es propio. Las películas “Sleeping Hollow” o “La novia cadáver” no sólo son góticas, sino también burtonianas”, dice Marjorie Eljac, directora de la Semana Gótica de Madrid.

Es, precisamente, en este evento donde los mitos de esta subcultura volverán a cobrar relevancia. En la primera edición de la Semana Gótica, la plaza de Felipe II de Madrid capital alberga talleres de esoterismo, conferencias literarias, exposiciones de ilustración o conciertos hasta el 1 de noviembre. Los góticos (y curiosos no góticos) podrán celebrar hasta un día de los muertos, con la instalación colectiva de altares, en colaboración con la embajada de México.