Mariola Cantarero protagonizará "Lucia di Lammermoor" en el Maestranza

  • David Cuesta.

David Cuesta.

Sevilla, 10 mar.- La soprano granadina Mariola Cantarero ensaya en el Teatro Maestranza la ópera "Lucia di Lammermoor", de Gaetano Donizetti, que se estrenará el día 17 y supone un reto profesional para la cantante tras el éxito logrado en el 2010 en su debut en el escenario sevillano con "La traviata" de Giuseppe Verdi.

En entrevista con Efe, Cantarero ha reconocido que nunca hubiera imaginado que su primera traviata tendría tanta repercusión en el mundo de la lírica, pues al ser "un papel tan exigente y conocido, el público acude al teatro con muchas expectativas".

Casi dos años después de aquel acontecimiento que, dice, "nunca" olvidará y de su "Doña Francisquita" de la temporada pasada, Cantarero regresa al Maestranza con "Lucia di Lammermoor", obra cumbre del 'bel canto' que abordará con "más madurez y mejores armas" que cuando la cantó por primera vez en Córdoba en el 2002, lo que fue su debut en España.

"Es una Lucia más concienzuda y sensata, como exige el papel, mientras que al principio me guiaba por la inconsciencia juvenil; ahora sé muy bien dónde me meto", ha explicado.

Si con "La traviata" dejó, considera, "el listón muy alto", ahora viene a demostrar que "Lucia di Lammermoor", que no se programa en el Maestranza desde 1998, es su "plato fuerte".

Basada en la novela "The Bride of Lammermoor" de Walter Scott, esta ópera romántica ambientada en la Escocia de finales del siglo XVII aborda el drama de la frágil Lucia manipulada psicológicamente por su autoritario y ambicioso hermano Enrico, quien le impone un casamiento con fines políticos que derivará en la locura de la protagonista.

Es precisamente en la famosa 'Escena de la locura', cuya complejidad exige a la soprano una sólida técnica y versatilidad vocal, donde la cantante granadina se siente "como pez en el agua, ahora que mi voz es más lírica y he crecido como artista".

Desde que debutó en Génova en el 2000 con "Le comte Ory" de Rossini, los papeles belcantistas de las óperas más emblemáticas de Bellini, Donizetti y Rossini se han convertido en su especialidad, y con ellos ha triunfado en los teatros más importantes.

Cantarero ha dado un enfoque interpretativo personal a los roles protagonistas de óperas como "I puritani", "La sonnambula", "Linda di Chamounix" (debutada con éxito el pasado enero en el Liceo) y "Lucia di Lammermoor" al cantarlos con "naturalidad".

Además de una buena técnica y del estudio constante, "el canto debe ser sincero", ha precisado, "para que estos personajes, que tienen tantas notas agudas y coloratura, parezcan vivos y no sean tan etéreos; yo lo doy todo, y creo que el público lo percibe".

Cantarero admira a 'Lucias' históricas como Maria Callas, Joan Sutherland, Edita Gruberova y Mariella Devia, que "son las más grandes y de ellas hay que aprender".

Tras doce años de carrera, en la que lo más gratificante ha sido "el aplauso del público, que agradece tu trabajo y lo siente contigo", goza de buena salud vocal gracias a la elección de un repertorio adecuado, aconsejada siempre por su maestro Carlos Hacar.

Esto implica renunciar a "barbaridades que ni se contemplan", comentó entre carcajadas al recordar una "Madama Butterfly" que le propusieron cantar en Seúl.

Tuvo que rechazar muchas veces "La traviata" antes de estrenarla en el Maestranza porque: "No era momento de abordarla; cuando la canté lo hice con cabeza y con madurez artística, por lo que me encontré muy cómoda con el papel y lo disfruté".

Como también ha disfrutado de su reciente éxito en Bilbao con "L'elisir d'amore", ha añadido: "He visto salir a la gente del teatro con la sonrisa puesta, olvidándose de la crisis".

En estos tiempos "la música es nuestra medicina", ha reflexionado Cantarero, para añadir: "Y los cantantes tenemos que apoyar a los teatros, que son los que tienen los problemas, pues, aunque entiendo que hay prioridades, no seríamos las personas que somos sin la música".

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