Marta Aledo, la musa de los cortometrajistas, se pasa a la dirección

  • La actriz presenta 'Pichis', su primer corto dirigido en solitario.
Marta Aledo forma equipo con Natalia Mateo al pasarse tras la cámara.
Marta Aledo forma equipo con Natalia Mateo al pasarse tras la cámara.
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Julio Vallejo / Aviondepapel.tv

Marta Aledo se ha convertido en uno de los rostros fundamentales en el cine español más joven. Su carrera como actriz se ha ido construyendo con pequeños papeles en largometrajes e intervenciones en series de televisión, obras de teatro y algunos prestigiosos cortos, como Carisma y Ponys, dos de las cintas que cimentaron la fama del director David Planell.

Su aparición en estas pequeñas joyas le ha permitido darse a conocer y formar parte del reparto de importantes películas como Princesas (Fernando León de Aranoa), AzulOscuroCasiNegro (Daniel Sánchez Arévalo), Las trece rosas (Emilio Martínez Lázaro), La vergüenza (David Planell) o Los abrazos rotos (Pedro Almodóvar).

No obstante, la actriz, no contenta con su papel de intérprete, ha comenzado también una carrera como directora. Su primera experiencia en este terreno fue Test, una cinta codirigida con Natalia Mateo donde analizaba las reacciones de varias mujeres ante una prueba de embarazo. Ahora, ya en solitario, se atreve con Pichis, una historia de reencuentro entre viejos amigos que tiene en su reparto a Natalia Mateo, Luis Callejo y Raúl Arévalo, Goya al mejor actor de reparto por Gordos.

¿Por qué decidiste que Pichis fuera tu primer corto en solitario después de compartir las labores de realización con Natalia Mateo en Test?

Natalia (Mateo) y yo seguimos siendo un equipo de trabajo. En esta ocasión, ella ha hecho el guión y lo ha protagonizado, mientras que yo lo he dirigido. Somos un equipo de socias que nos vamos cambiando las funciones. En este caso, me apetecía ser la jefa porque cuando codiriges siempre hay una pequeña renuncia. Aquí es mi punto de vista todo el rato.

¿Qué os lleva a plantearos esta historia sobre una despedida de soltera mixta?

Bueno, esta clase de fiestas se hacen realmente. Natalia me contó que existen este tipo de despedidas de solteros que son muy de provincia y, a la vez, muy modernillas, donde los dos novios lo festejan juntos. Natalia tiene un grupo de amigos muy parecido al que aparece en Pichis. A ella se le ocurrió esta historia que, tomando como excusa el reencuentro de unos viejos amigos, nos permitía sacar a la luz esos temas que quedan pendientes en las relaciones de amistad que duran mucho tiempo.

Natalia Mateo y tú os habéis convertido casi en musas del cortometraje, ¿cómo te lo tomas?

Yo me siento musa de David Planell. Su primer experimento cinematográfico fue con nosotras dos. Luego hemos ido colaborando en más ocasiones. Nos consideramos musos unos de los otros. En cuanto a si soy musa del cortometraje, yo creo que no. Sólo tuve la suerte de participar en Carisma y Ponys, dos cortos que tuvieron mucho éxito y ganaron muchos premios.

También has tenido la suerte de colaborar con Daniel Sánchez Arévalo, ¿qué has aprendido de él?

A Dani le conocimos cuando empezó a hacer cortos. Es muy bueno haber seguido toda su trayectoria. Me ha parecido siempre un guionista superparticular y muy auténtico. Desde que le conocimos pensamos que teníamos que hacer todo con él. Me encanta su punto de vista de la vida y cómo escribe sus personajes. Yo siempre le tengo como un referente. Tiene mucho de lo que me gusta que tenga un director y guionista. Tiene un sello muy personal y no ha parado de hacer cortos. Ha sembrado muchísimo y ahora está recogiendo.

¿Cómo fue trabajar con Pedro Almodóvar en Los abrazos rotos?

Fue la leche. Lo disfruté más después del rodaje, porque en el momento estaba un poco nerviosa. Estuve de espía para saber cómo lo hacía un maestro. Observé que cada pequeño detalle y plano de la película salía de él. Me pareció un genio.

¿Cómo ha sido el paso de ser la actriz que es dirigida a ser la directora que dirige a sus actores? ¿En qué medida te ha servido tu carrera como intérprete?

Lo bueno de haber sido actriz es que has tenido muchas clases maestras de dirección. He visto dirigir a gente como Fernando León de Aranoa o Almodóvar. Como actriz he sido muy cotilla y les he espiado un montón. Ha sido un regalo que he tenido. Creo que, además, al comunicarte con el actor y ser actriz tienes mucho ganado.

Se ha dicho de Pichis que se siente el clima de compadreo existente en el rodaje del corto, ¿cómo has conseguido que este buen ambiente en la filmación se filtre a la pantalla?

Lo bueno es que los actores no tienen que hacer nada porque se quieren de por sí. Tanto Raúl (Arévalo) como Luis (Callejo) y María Morales estaban en la misma obra de teatro. Ésa es la razón por la que los elegí, aunque también porque eran mis actores favoritos, se aman con locura y tenían las mismas fechas disponibles, lo que era guay para organizar todo. Aunque la relación que tienen en el corto no es la que tienen en la vida, sí es algo que ha venido bien. De esta manera, era más fácil contar cosas de una relación que no se encuentran estrictamente en los diálogos.

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