Máxima, una argentina con destino de reina que no abandona su identidad

  • Los argentinos siguen con atención los detalles previos a la asunción del trono por parte de Guillermo de Holanda y de su esposa, Máxima Zorreguieta, una argentina que presume de sus raíces y que el próximo martes será reina consorte de ese país europeo.

Natalia Kidd

Buenos Aires, 24 abr.- Los argentinos siguen con atención los detalles previos a la asunción del trono por parte de Guillermo de Holanda y de su esposa, Máxima Zorreguieta, una argentina que presume de sus raíces y que el próximo martes será reina consorte de ese país europeo.

Los principales medios argentinos han lanzado ediciones especiales sobre la figura de Máxima y de la familia real holandesa y han acreditado a sus enviados especiales para informar puntualmente de la ceremonia.

En Buenos Aires, la embajada de Holanda prepara un par de jornadas festivas, el lunes y el martes, para celebrar la entronización de Máxima y Guillermo-Alejandro.

"No voy a volver a nacer el 30 de abril, así se puede esperar de mí lo mismo que hasta ahora. No voy a actuar de diferente manera. Soy argentina, me encanta el baile y la música y voy a continuar siendo así", aseguró Máxima en la última entrevista concedida antes de convertirse en reina.

Pese a sus responsabilidades públicas como miembro de la Casa Real de los Orange, Máxima no ha cortado los lazos con su país: viaja todos los años a Argentina y mantiene la relación con su familia, especialmente con sus padres, Jorge Zorreguieta Stefanini y María del Carmen Cerruti, y con sus tres hermanos menores.

Los encuentros de familia suelen darse en la apacible y paradisiaca Villa La Angostura, en la Patagonia argentina, donde precisamente los Zorreguieta pasaron la última Navidad junto a Máxima, Guillermo-Alejandro y sus tres hijas, Catalina Amalia, Alexia y Ariane.

"Estoy muy contenta de volver, de mostrarles a mis hijas la tierra donde nació su madre", dijo la princesa en un breve encuentro con la prensa en Villa La Angostura.

Amada por los holandeses y adaptada a la cultura de los Países Bajos, Máxima no esconde su raíz argentina, que trata de mostrar a sus hijas, para quienes ha contratado una niñera argentina.

"Está muy ligada a Argentina si bien obviamente la Casa Real trata de mostrar cierto equilibrio porque es la futura reina de Holanda", dijo a Efe la periodista Soledad Ferrari, coautora junto a Gonzalo Álvarez Guerrero de la biografía no autorizada "Máxima, una historia real".

El periplo que llevó a Máxima, de 41 años, a convertirse en reina consorte de Holanda tuvo importantes escalas internacionales, como Nueva York y Bruselas, pero se inició en su Argentina, a muy temprana edad, cuando sus padres, de clase media acomodada, decidieron dar a su hija mayor una educación propia de la alta burguesía local.

Gracias a su educación en el selecto colegio bilingüe Northlands, en la localidad bonaerense de Olivos, trabó amistad con las hijas de familias poderosas, entre ellas Cynthia Kaufmann, quien obró de "celestina" en el romance con el príncipe Guillermo-Alejandro.

"Sus padres la mandaron a ese colegio para que estuviera en contacto con ese tipo de gente y, de hecho, mal no le fue porque una compañera del colegio fue quien le presentó al príncipe Guillermo", apuntó Ferrari.

Una vez graduada como economista, en 1995, se fue a vivir a Nueva York, donde trabajó en instituciones del mundo financiero, hasta que en mayo de 2000, cuando ya había iniciado su noviazgo con el príncipe, se mudó a Bruselas, hasta que se concretó la boda, el 2 de febrero de 2002.

"Todos tenemos un destino, pero Máxima siempre fue en dirección a esto que es hoy. Si ella no se hubiera casado con un príncipe, seguramente estaría casada con un empresario millonario, ocupando un lugar de poder de todas maneras. La historia de Máxima hacía prever esto. Pero superó las expectativas porque nadie imaginaba que una argentina algún día iba a poder llegar a ser reina", dijo Ferrari.

En su libro, reeditado recientemente, Ferrari y Álvarez Guerrero aseguran que Máxima "no es la joven aristócrata y moderna, ni la jinete intrépida y aventurera, ni la economista brillante que nos cuenta la versión oficial de la Corona" holandesa.

"Al principio intentaron crear una historia de cuento de princesas que se fue cayendo y ganó la verdadera Máxima, que es mucho más interesante que la que intentaron mostrar, que es una chica de clase media de Buenos Aires, muy espontánea, muy cálida, muy latina, y eso es lo que le aportó valor a la Casa Real", concluye Ferrari.

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