Mercedes Álvarez filma los cambios de la ciudad tras la fiebre inmobiliaria

  • El desalojo y derribo de una antigua casa, con todos sus muebles, su abundante biblioteca y su cargamento entero de memoria personal es el punto de arranque de la nueva película de Mercedes Álvarez, "Mercado de futuros", en la que narra los cambios en la ciudad tras la fiebre inmobiliaria.

Irene Dalmases

Barcelona, 18 dic.- El desalojo y derribo de una antigua casa, con todos sus muebles, su abundante biblioteca y su cargamento entero de memoria personal es el punto de arranque de la nueva película de Mercedes Álvarez, "Mercado de futuros", en la que narra los cambios en la ciudad tras la fiebre inmobiliaria.

Después del reconocimiento logrado en 2005 por su largometraje "El cielo gira", Álvarez acerca ahora su cámara al mercado inmobiliario y al espacio urbano que ha surgido en los últimos años, pero también se detiene en un lugar antiguo y destartalado como el Mercado de los Encantes de Barcelona, por el que transitan curiosos personajes como el señor Jesús, con una especial filosofía de vida.

En una entrevista con Efe, la cineasta explica que el dispositivo de rodaje, en el año 2009, fue muy parecido al de su primera película, con un equipo ligero y cinco alumnos del Máster de Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Mientras reconoce que en "El Cielo Gira" los personajes que mostraba formaban parte de su vida, en esta ocasión ha sido diferente: "Sentía un cierto rechazo, cierto desasosiego frente a la realidad que estábamos enseñando".

"Puede decirse que las dos películas son en cierto modo complementarias, dialogan entre sí, porque ambas hablan de la memoria, una a través del paso del tiempo en mi pueblo de origen y otra a través del espacio incomprensible de la gran ciudad", explica.

Todas las situaciones, en las que intervienen vendedores de pisos o agentes de bolsa, están rodadas sin previo trato. "No hubiera sido posible de otra manera -defiende- porque eran sesiones largas, con nuestra presencia paciente y bien visible en los diversos escenarios, observando e insistiendo con la cámara en buscar esos momentos reveladores".

De todos modos, argumenta la directora, la película "no trata de destacar los rasgos personales de nadie sino el papel social que ejercen".

Por otra parte, subraya que el documental "en ningún momento pretendía ser un comentario ni un análisis de la crisis económica" sino que ha buscado "tratar sobre la memoria y el olvido, en todos los sentidos, personal y colectivo".

"Hablar de que quizá la memoria y el conocimiento que conlleva ha sido arrojada de la gran ciudad, de nuestro modo de vivir, quizá porque ya no nos es útil, no lo sé. La propuesta es mirar este aspecto a través del espacio que estamos construyendo, la gran ciudad como feria diseñada por y para el mercado", apostilla.

Respecto a los muchos planos grabados en los Encantes, donde se compran y venden objetos de varios usos, Mercedes Álvarez remarca que allí apareció el personaje del señor Jesús, "el único frente al que la cámara se detiene verdaderamente, atraída por su fuerza y que es retratado en sus rasgos personales".

En su opinión, se trata de un contrapunto perfecto "del mundo apresurado, del espacio virtual, desasosegante e incomprensible al que se asoma el resto de la película, y sus palabras y actitud adquieren de repente otra dimensión, porque es el único que no desea ya comprar ni vender nada, simplemente está ahí, viendo pasar a la gente, como un guardián de la memoria que atesora él mismo". EFE.

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