Mordzinski inicia la vuelta al mundo literario en 80 retratos de escritores

  • Valladolid.- El fotógrafo argentino Daniel Mordzinski ha iniciado hoy en Valladolid su vuelta al mundo en 80 retratos de escritores, con una peculiar mirada que abarca desde el "gran Borges", el primero al que inmortalizó hace 32 años, hasta el último, Vargas Llosa, sin olvidar a otro grande, Miguel Delibes.

Valladolid.- El fotógrafo argentino Daniel Mordzinski ha iniciado hoy en Valladolid su vuelta al mundo en 80 retratos de escritores, con una peculiar mirada que abarca desde el "gran Borges", el primero al que inmortalizó hace 32 años, hasta el último, Vargas Llosa, sin olvidar a otro grande, Miguel Delibes.

Mordzinski ha elegido Valladolid, la tierra de Delibes, el único escritor al que la muestra dedica más de una fotografía -tres, en concreto- para resumir su particular mirada sobre el universo de los creadores literarios, un "pasaporte" con el que "invita a descubrir" la obra que hay detrás de cada uno y "desmitificar la distancia entre el autor y el lector", en sus propias palabras.

En rueda de prensa para presentar esta exposición, que por primera vez reúne una selección de sus fotografías con escritores de todo el mundo, el fotógrafo, que vive y trabaja en París, ha confesado que de los veinte minutos que normalmente invierte en cada una de sus fotos, dieciocho los dedica a escuchar al escritor, uno a hablar y el último a hacer la foto.

Se trata en algunos casos de las ya conocidas como "fotinskis", fotos divertidas que tienen como "secreto""no caer nunca en lo ridículo", no cruzar "la frontera invisible entre el humor o la mirada personal y juguetona y con ironía, y el golpe bajo".

Él quería ser escritor, ha explicado en la rueda de prensa su amigo el escritor Víctor Andresco, y encontró esta manera buena de serlo, a la manera de "un médico general", encontró "que lo que menos mal hacía" era eso de las fotos, ha confesado el propio Mordzinski.

Desde el "gran Borges", al que inmortalizó con la cámara que le prestó su padre hace 32 años, hasta el último, otro grande, Vargas Llosa, captado en los minutos previos a recibir el Nobel, en una imagen que se expone por primera vez, el argentino ha puesto su peculiar mirada en casi todos, y ahí están varios premios nobel de literatura: García Márquez, Nadine Gordimer, Jean-Marie Gustave Le Clézio, Orhan Pamuk, Saramago o Wole Soyinka.

También figuran muchos de los cervantes -Francisco Ayala, Delibes, Borges, Jiménez Lozano, Juan Marsé, Ana María Matute o Ernesto Sábato-, algunos príncipes de asturias -Paul Auster, Umberto Eco, Ismael Karade, Amin Maalouf, Amos Oz o Susan Sontag- o bookers tan conocidos como Ian MacEwan o Kiran Desai.

Gran lector, aunque reconoce que no ha leído a todos los que ha inmortalizado, Mordzinski ha declinado revelar quién le dio más problemas, aunque ha sostenido que no siempre el estilo de una obra se compadece con el autor que tiene detrás.

Algunas de sus composiciones son teatrales, buscadas por él o sugeridas por los propios escritores, y así podemos ver el gesto de coquetería de la portuguesa Agustina Bessa-Luis, a un peleón Luis Sepúlveda, a un Jiménez Lozano que se asoma desde su Alcazarén (Valladolid) con un carro de fondo, o a Juan Cruz frente a la tumba del cementerio de Montparnasse, donde yace Cortázar desde el 12 de febrero de 1984.

Jorge Amado relajado al teléfono, Salman Rushide en una bañera y con un racimo de uvas, o la mano de Saramago que sostiene un pequeño espejo en el que se refleja parte de su rostro, son algunos de esos juegos que propone el argentino como forma de acercamiento a la literatura.

Le gusta especialmente el momento de charla que precede a la foto; predica leerlo todo para luego "olvidarlo en el momento de hacer el retrato"; fotografiar con los oídos y desde esa "libertad" que le da el hacer fotos por gusto, frente a su trabajo diario de fotoperiodista para ganarse la vida.

Como "letraherido" -muy aficionado a la escritura y a la literatura- llegó a la fotografía de escritores sin saber muy bien las razones, por ser lo que menos mal hacía, y ha confesado que continuará con su vuelta al mundo hasta que aburra, se canse o se apague la chispa que le motiva, lo que espera que no suceda nunca.

La exposición, montada por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid, podrá verse hasta el 15 de mayo en la sala municipal de la Iglesia de las Francesas, un hermoso marco "casi metafórico" del gran Delibes, que "desacralizó la literatura" acercándola al lector. Una tarea que a él le motiva desde su creencia de que "una buena imagen bien vale una buena palabra".

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