Patricio Guzmán, un cineasta que ve en la cotidianeidad lo que otros no ven

  • Alicia G.Arribas.

Alicia G.Arribas.

Madrid, 12 dic.- El cineasta chileno Patricio Guzmán, que estos días visita España para estrenar, por fin, su multipremiado documental "Nostalgia de la luz", asegura en una entrevista con Efe que "la vida tiene un plan dramático invisible que hay que saber captar".

Y el autor de la trilogía "La batalla de Chile" es sin duda uno de los privilegiados con "ese cierto tipo de sensibilidad para ver en la cotidianeidad historias que otros no ven", según él define a un documentalista.

Guzmán, setenta y un años poco creíbles, si no fuera por su cabellera blanca y el lento movimiento de sus manos acompañando sus palabras, casi siempre responde con máximas que aclaran y embellecen su forma de acercarse al cine y al mundo.

"Nostalgia de la luz" es un ensayo filosófico, explica, "pero de una filosofía tal que todos pueden entender".

"Va sobre la materia, sobre la materia del pasado", precisa.

El realizador se fue al desierto de Atacama, al norte de su país, "donde todo se conserva intacto porque no hay humedad. Hay momias de diez mil años, telescopios que miran millones de años atrás en el espacio y mujeres que buscan desde hace treinta años los cuerpos de sus familiares".

Rodada en cuatro meses, la película es un poético relato en el que los observatorios astronómicos del desierto componen un paisaje lunar donde las hermanas o madres de desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), buscan sin descanso los restos de sus seres queridos, enterrados no se sabe dónde de un territorio de más de 100.000 kilómetros cuadrados de superficie.

"Se me ocurrió hacer hablar a una de estas mujeres con un astrónomo, y a un astrólogo con un arqueólogo, y ver qué opinaban del pasado y la conclusión es que el presente casi no existe y que la vida se compone casi exclusivamente de pasado y con eso es con lo que se construye el futuro, pura incertidumbre", afirma.

"Nostalgia de la luz", mejor documental en los Premios de cine europeo 2012, lleva dos años en cartel en Francia y se vio en Alemania, EEUU, Finlandia y Suecia, superando los 250.000 espectadores.

En España no se ha podido ver, se lamenta Guzmán, porque "los exhibidores y distribuidores no hacen bien su trabajo".

Aquí la cinta -aún sin distribuidor- podrá verse gracias a la colaboración económica de numerosos internautas que han pagado su exhibición en la Cineteca del Matadero hoy, mañana y pasado, con el añadido de poder participar en un debate abierto con el director.

Para Guzmán, el documental es "la música de cámara del cine: un cuarteto de cuerda no se escucha en un gimnasio y un documental no puedes ponerlo al lado de una película donde estén Brad Pitt y Angelina Jolie porque no hay ninguna persona de la vida real que compita con el magnetismo de Hollywood".

"Pero si la programación es inteligente, puedes causar un impacto enorme en una buena minoría", apunta no sin razón.

Guzmán, autor comprometido con reparación de la justicia y por la recuperación de la memoria, opina que España sufre la carencia de un documentalista que estuviera a la altura "en la época de Berlanga o Buñuel: al no haber esa figura -dice-, el cine documental en España quedó rezagado".

Esa "orfandad" deja a Basilio Marín Patino casi en solitario cargando con el peso de "hacer el álbum de fotos de un país que son sus documentales".

"Si nadie toma fotos, el tiempo va pasando y te olvidas de todo, por eso -reflexiona- es bueno que Patino ruede en la Puerta del Sol, de otro modo sólo tendríamos documentos periodísticos con planos cortitos, direccionados".

"Necesitamos imágenes largas para construir la secuencia", explica, y en ese sentido fabula sobre un documental sobre Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, al que ve "no dando un discurso, sino sólo en su oficina, mirando por la ventana, ojeando un libro o empezando a escribir algo, sin saber muy bien qué está haciendo".

"Ese personaje caminando solo por un pasillo...puedes construir el mundo en un pasillo. Ya hubiera querido yo poder estar así con Allende", suspira el autor del documental sobre el asesinado presidente chileno "Salvador Allende" (2004), tras confesar que nunca se atrevió a pedirle una entrevista.

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